Cultura

Caminos para Maderna

  • El director madrileño Arturo Tamayo comienza en el sello Neos una antología de música orquestal de Bruno Maderna

Fue uno de los grandes paladines de la vanguardia. Vinculado a Herman Scherchen y a los cursos de Darmstadt desde su gestación, y sin embargo su obra se programa poco. Es uno de esos casos en los que la figura del director de orquesta parece haber engullido a la del compositor. Si Pierre Boulez ha sabido combinar las dos y potenciar una a través de la otra con habilidad inigualada en nuestro tiempo, para Bruno Maderna (Venecia, 1920 - Darmstadt, 1973) el maridaje no fue tan sencillo, acaso porque siempre dio prioridad en la programación a las obras de sus compañeros antes que a las suyas propias. Ni su muerte prematura ha favorecido a la larga su causa, que ha conocido momentos mejores.

Al encuentro y el rescate de la abundante música sinfónica del maestro veneciano ha salido el director madrileño Arturo Tamayo, que ha grabado dos primeros volúmenes con la Orquesta Sinfónica de la Radio de Frankfurt. La obra escogida se organiza cronológicamente y se abre con Composizione nº1, de 1948-49, lo que supone eludir el sólido Concierto para dos pianos, sólo un año anterior. En Composizione nº2 (1950) el músico se aproxima ya al formalismo de Darmstadt, y lo hace con una extrema economía de medios y partiendo de un tema de la antigüedad clásica, el Epitafio de Sicilio, uno de esos breves fragmentos que han sobrevivido de música griega. Esta relación entre tradición y modernidad va a ser una constante en el trabajo de Maderna.

Studi per "Il Processo" de Franz Kafka es una cantata, en la que soprano y recitador se alternan en pasajes líricos y narrativos. La voz aparece también en Aria, escrita en 1964 y que forma parte del ciclo Hyperion, sin duda el proyecto más célebre del compositor, una ópera estrenada aquel año, pero para la que Maderna siguió componiendo música hasta 1969. Además de la soprano (espectacular Claudia Barainsky) el Aria incluye una flauta solista, un instrumento que se asocia fácilmente a la trayectoria maderniana, como demuestra el Concierto de 1954, que toca aquí Thaddeus Watson, o Dimensioni III (1962-63) también parte de Hyperion y también con una flautista solista (Clara Andrade de la Calle en este registro). A los primeros años 50 pertenecen Composizione in tre tempi (1954), escrita en la típica estructura rápido-lento-rápido y las Improvissazione nº 1 y nº2 (1952-53).

A pesar de títulos tan impersonales, que apuntan a un frío formalismo, y pese al recurso habitual al serialismo, Maderna no sólo incorpora a su música motivos y temas del pasado (la canción veneciana La biondina in gondoletta en Composizione, danzas en las Improvisaciones), sino que es capaz de integrarlos en un lenguaje personal que, como en Stele per Diotima de 1966 (una vez más perteneciente a Hyperion), combina el más acendrado lirismo con una riqueza tímbrica, un rigor en el tratamiento del material y una fuerza expresiva que invitan a esperar con interés la continuación de la serie.

Orquesta Sinfónica de la Radio de Frankfurt. Arturo Tamayo Neos (2 CD independientes) (Diverdi)

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