Cia. Jant-Bi (Dakar) / Cía. Urban Bush Women (Nueva York). Coreografía: Germaine Acogny y Jawole Villa Jo Zollar, en colaboración con los bailarines. Música: Fabrice Bouillon-Laforest. Intérpretes: Barbacar Ba, Ciiré Beye, Abdoulaye Kane, Pape Ibrahima Ndiaye (Kailack), Abdou Diop, Bertrand Tchebe Saky, Abib Sow, Keisha Turner, Catherine Dénécy, Marjani Forté, Paloma McGregor, Samantha Speis, Bennalldra Williams. Iluminación: J. Rusell Sandifer. Vestuario: Naoko Nagata. Lugar: Teatro de la Maestranza. Fecha: Lunes 10 de mayo. Aforo: Casi lleno.

Los senegaleses de Jant-Bi se han hecho populares en España tras su paso por Madrid en Danza y por el Mercat de les Flors de Barcelona con su pieza Waxtaan. La compañía nació en 1998 en Senegal, al calor de la École de Sables, Centro de Danzas Tradicionales y Contemporáneas Africanas que poco antes había fundado su actual coreógrafa, la francesa-senegalesa colaboradora durante años de Béjart Germaine Acogny. Su masculino elenco suele mezclar las danzas tradicionales de distintos países africanos con una especie de parodia, muy frecuente en las danzas no occidentales, basada en la mímesis de personajes -políticos en su mayoría- y en la narración de situaciones cotidianas.

Todos estos elementos siguen presentes, pero su unión con las siete americanas de Urban Bush Women ha dado lugar a una pieza sombría y compleja que gira en torno a la memoria y las relaciones humanas y que ganaría bastante en un espacio alternativo que permitiera una mayor aproximación del espectador. Y no es que Las escamas de la memoria, no tenga entidad suficiente para el Maestranza, pues tanto su factura como la labor de los bailarines son magníficas. Con unas cuidadas -y escasísimas- luces, una banda sonora llena de matices, de voces y de sonidos de los propios intérpretes impulsa a estos grupos a unirse -y es más lo que los une que lo que los separa- en una serie de escenas muy corales en las que prima la energía poco común de sus cuerpos y una búsqueda que nunca llega a concretarse del todo. Lástima que estos maestros y maestras del ritmo no hayan podido darle al espectáculo, en nuestra opinión, el ritmo global y la claridad suficientes para llegar y emocionar al público.