Copa del rey

Una clasificación indecorosa (0-0)

  • El Betis elimina al Lugo en los penaltis tras un encuentro nefasto y sin goles que bien pudo perder. Un extraño planteamiento y una total falta de fútbol dieron alas a los gallegos.

El Betis se clasificó con agonía y sin respeto para dieciseisavos de la Copa del Rey eliminando en los penaltis a un Lugo mejor durante muchos minutos. Baste que el público apenas celebró la clasificación y que el evidente triunfo deportivo (0-0 y 5-4 en la tanda) se vio completamente tapado por un juego deplorable. ¿Se puede lograr la clasificación sin decoro? Bueno, igual hubo algo de decoro. Por lo menos en los penaltis, lo único que el Betis realizó a la perfección.

El Betis premió la fidelidad de su afición con un encuentro indecoroso. Sin ánimo, no digamos fútbol, y dirigido de manera francamente inexplicable, el Lugo fue mejor muchos minutos en un Villamarín atónito. Si la Copa debía ampliar el crédito del equipo en general y de Julio Velázquez en particular, el tema fue a peor y hacia un callejon sin salido. Bueno, en realidad con salida... del técnico.

El beticismo primero tuvo que ver salir a su equipo con tres centrales (los tres bajo sospecha además) y tres pivotes en campo propio. ¿? Al minuto quedó claro que la barbaridad era antológica. Luego vio al Lugo tener las primeras ocasiones en una primera parte regalada. Después, cuando parecía imposible, comprobó que el Betis podía jugar aún peor en la segunda, terminar con un solo central por los cambios y la lesión de Bruno y comerse una prórroga en la que los gallegos debieron apuntillar al poderoso. ¿Poderoso? Este Betis es de una ordinariez inaceptable.

Con todo, el Lugo es tan animoso y tan poca cosa que cuando el Betis apretaba parecía tambalearse sin terminar de caer. Desacierto máximo del Betis y de sus figuras, acaso con el rayo de sol de Dani Ceballos mientras le aguantó el físico a costa de anular a Matilla y con una serie de lastres, algunos habituales, que permitieron al Lugo oler a morgue y venirse arriba con lo poquito que tenía. Cualquier balón al hueco o frontal encogía al aficionado. Un espanto, un dolor.

Las dudas del Betis se multiplicaban, con un entramado defensivo ficticio y un sistema ofensivo inexistente. Hasta Rubén Castro, aburrido, pareció una vulgaridad...

Velázquez, que echó gasolina para quienes quieren verlo en una pira en la plaza con un planteamiento diletante, quiso suavizar el tema al descanso con Kadir por Piccini, pero ni ese ni el cambio de Rennella le dieron al Betis mucho más que desacierto y hasta indolencia. Todavía Cejudo después... Poco, poquísimo. Y Dani Giménez cada vez apareciendo más. Y con Jordi Figueras casi en figura... Horror. Mucho horror.

Las campanadas de medianoche son tañidos de difunto. Una prórroga procelosa sin físico, sin cabeza, sin un plan. Y con tres ocasiones lucenses clamorosas. Un suplicio que deriva en desorden de solteros contra casados, en arreones de moneda al aire para intentar tapar la vergüenza y... en penaltis.

Al menos ahí el Betis sí mostró desempeño con cinco lanzamientos perfectod. David López tiró fuera antes de que Cejudo diera una clasificación anhelada pero en la que se perdió parte de la esperanza en que este proyecto devuelva al club a su sitio.

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