Llagostera-betis

Examen parcial o examen final

  • El Betis de Merino afronta una cita que despejará dudas en todos los sentidos. El linense hace la criba con la lista y modificará levemente el once.

Da la impresión de que el Betis afronta una reválida transitoria esta lluviosa tarde en la Costa Brava ante el humilde Llagostera. La cascada de acontecimientos sucedida desde que el domingo anterior cayese en Heliópolis frente al Alavés halla su punto final, o quién sabe si seguido, a escasos kilómetros del bello rincón del Bajo Ampurdán en el que ayer, cayendo la noche, quedó alojado: Castillo de Aro, concretamente junto a la playa.

En Palamós, donde el modesto equipo que dirige Lluís Carrillo se ve obligado a disputar sus partidos, otro técnico, éste de la Línea de la Concepción, podría estar cociendo a fuego lento su presente en la élite. Juan Merino, otrora bravo centrocampista verdiblanco, es el hombre elegido de forma interina para cambiarle la cara a un Betis que en manos de su antecesor era un alma en pena.

Se da por supuesto, y no sólo porque estemos ante el estreno de un técnico, que los once futbolistas que éste elija hoy echarán espuma por la boca si fuese preciso. El propio Merino ya lo hacía casi todos los domingos cuando se calzaba los borceguíes y en su ideario al aterrizar ya dejó claro que deseaba un equipo intenso y solidario. Por eso, más allá de otras zarandajas o fruslerías, hoy, en la tercera visita verdiblanca a Cataluña, nos encontraremos con un Betis que haga de la pelea un arma igualitaria para que sea la calidad la que desequilibre .

Porque nadie dude que el Llagostera saldrá con el cuchillo en la boca pese a que, seguramente, haya más seguidores verdiblancos que locales en las gradas. El equipo de Carrillo, pese a ser penúltimo en la tabla, asoma tras cosechar dos resultados positivos en sus últimas comparecencias: venció aquí al Tenerife por un aseadísimo 2-0 y empató sin encajar goles en El Molinón frente al Sporting, donde incluso pudo ganar sobre la bocina. Un buen resultado frente al Betis, algo que para este equipo incluso podría significarlo un empate, refrendaría esa mejora con la que aspira a pelear por la permanencia hasta las últimas consecuencias.

El único precedente que nos envía la historia no sirve casi para nada. Fue anteayer cuando ambos equipos se vieron las caras en Heliópolis en la Copa del Rey. Venció el Betis por 2-0, pero los suplentes del Llagostera ofrecieron una buena imagen e incluso tutearon sin suerte a los verdiblancos. Aquel día, primeros de septiembre, Kadir asomó con su puesta en escena y silenció los pitos que ya por entonces acompañaban al equipo de Julio Velázquez.

Lo de esta atardecida en tierras gerundenses, más cerca de Francia que de España, que diría un catalán de los de Mas, es una empresa diferente. El Betis se juega muchísimo a todos los niveles. No sólo Merino, ante la oportunidad de alargar la elección de un entrenador e incluso de conquistar a béticos y mandarines para ser él el elegido, sino los futbolistas y los nuevos consejeros. Los primeros, tras la destitución del anterior inquilino del banquillo, están en el punto de mira de los aficionados y a ver quién les arrienda las ganancias frente al Mallorca, e incluso tres días antes en la Copa del Rey ante el Almería, si no vencen esta tarde; los segundos podrían sentir la presión de dirigir nave tan especial y selecta con el entorno más nocivo de cuantos se conocen en el fútbol patrio.

Hasta cinco ex béticos, René, Moragón, David Querol, Eloy Gila y Sergio León, hay en las filas catalanas, salvo el último, y de chiripa, sin presencia en el primer equipo. Un dato que ilustra la diferencia entre ambas plantillas, bastante más escasa si se atiende a la clasificación. Merino quiere ampliar esa distancia con un equipo sólido, en el que los cambios en el once inicial no serán excesivos, sobre todo porque Velázquez se vio obligado a hacerlos en sus dos últimos partidos y tampoco se sabe si el titular es Xavi Torres o Reyes; Dani Ceballos, Matilla o los dos, N'Diaye o Jordi...

Tampoco es tan importante. Salvo Rubén Castro y quizá el joven canterano de Utrera ninguno viene ofreciendo un nivel aceptable y regular durante la temporada. Pero ahora está en ellos demostrar si sólo era responsabilidad de un mal entrenador o también tiene algo que ver con el sobrevalor que más de uno pudiera tener. Sí da la impresión de que el técnico linense apostará por un 4-3-3, en el que N'Diaye, Reyes y Dani Ceballos ocuparían la zona central, mientras que Kadir, Rubén Castro y Cejudo sería el trío de atacantes. Y más allá de todo eso, los 2.000 béticos que se esperan en Palamós esperan vivir la tercera victoria de su equipo tras las de Sabadell y Gerona.

El compromiso se supone por la coyuntura, que otra cosa será cuando se acostumbren a Merino, quien con este examen parcial comienza a examinarse del final, y también será el momento de ver si el equipo tiene una idea de juego, va a buscar al rival, a atacarlo desde el tañido inicial... Incógnitas que sólo desvelan los partidos y que podrían verse condicionadas por la de agua que cae por esta España turística, norteña y meridional. Más o menos la misma que por Sevilla aunque ayer aflojara mínimamente.

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