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Soria y un baño de realidad

  • El duelo en la gélida capital numantina explicita que el ascenso no entiende de euforias Un punto más para la cuenta hasta los ochenta.

Tres victorias consecutivas con este nuevo Betis de Pepe Mel y dentro de esa racha iniciada por Juan Merino habían disparado cierta euforia. Como si el ascenso se acariciase con la mano, cuando el cuadro verdiblanco únicamente se había aupado a la segunda plaza una vuelta después y con sus perseguidores sin bajar la guardia. Ayer, en la gélida Soria, esa capital numantina y espartana, el Betis recibió un baño de realidad del que al menos supo sobreponerse para que la herida no adquiriese mayores dimensiones.

Los avisos para navegantes han llegado desde todos los protagonistas. Desde aquel Julio Velázquez que apuntaba al final del campeonato para sellar el ascenso olvidándose de que por el camino se debe rellenar la hoja de éxitos, a este Mel que apunta el ascenso como una maratón, como una carrera hacia el infinito en la que a su equipo aún le esperan más emboscadas como la de Los Pajaritos.

Esta vez no se trató de una guerra sin cuartel como la de Alcorcón, sino que el Numancia trató al Betis como un igual, le tuteó la posesión del balón y también se adaptó mejor a esas especiales condiciones climatológicas que se presentan en Soria en un mes de enero, con nevada incluida. Quizá los verdiblancos esperaban a un rival con mayores complejos y que guardase respeto a este Betis que ya sí ha dado muestras de dominar la categoría, pero los de Anquela no se amedrentaron y sí contaron con sus ajustadas armas para colocar un partido áspero y en el que los de Mel nunca se sintieron cómodos.

A la espera de contar con los mejores refuerzos invernales, que quizá se encuentren en casa con el regreso de N'Diaye y la próxima reaparición de Álvaro Vadillo, el técnico madrileño trató de mantener la personalidad de su equipo con una alineación de jugones, con Portillo estrenando titularidad en el lugar del sancionado Cejudo. Pero ni así. Y tampoco Rubén Castro sirvió esta vez para colocar al Betis por delante en el marcador, aunque el canario se desquitase posteriormente con el gol del empate.

Si los expertos cifran en más de 80 puntos los necesarios para optar al ascenso directo, al cuadro verdiblanco aún le quedan numerosas batallas que librar en este purgatorio de la Segunda. Las Palmas, Sporting, Valladolid y hasta el sorprendente Girona no parecen dispuestos a bajarse del tren, lo que obligará a mantener el pistón durante esta dura segunda vuelta, por más que ahora el equipo sí transmita mejores sensaciones que al inicio.

La realidad, la cruda realidad de este Betis pasa por ponerse el mono de trabajo cada jornada, ya sea en el Benito Villamarín, donde se podrá permitir mayores licencias con la pelota, como de visitante, donde nadie le regalará los puntos que se necesitan para el ascenso. Ayer fue en Soria donde los verdiblancos sintieron la complejidad que siempre requiere el regreso a Primera y seguro que en Albacete o Miranda de Ebro, próximos destinos del Betis, se volverá a cruzar con esa sombra que castiga a cada aspirante al ascenso. Mientras tanto, Mel seguirá buscando la fórmula que le permita allanar su andadura, con esa apuesta por la estética para llegar a la pragmática.

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