En Heliópolis hace días que se abandonaron las calculadoras. El Betis de Pepe Mel, con esa trayectoria casi inmaculada desde su regreso, depende de sí mismo para certificar el ansiado regreso a Primera. Una victoria ante el Alcorcón devolverá al club verdiblanco un año después a la categoría que perdió de mala manera, aunque incluso el ascenso se puede adelantar unas horas según los resultados que Girona y Sporting, que disputan sus partidos antes que el equipo verdiblanco, consigan en sus duelos. Una derrota del cuadro catalán ante el Llagostera o un tropiezo de los asturianos ante el Tenerife dejarían al Betis como equipo de Primera antes de medirse al cuadro alfarero, lo que convertiría al partido en un festivo trámite.

Tres entrenadores y 39 partidos después, los verdiblancos se encuentran con una merecida oportunidad de ascender como campeones de Segunda. La llegada de Mel supuso el revulsivo necesario para que los verdiblancos gobernasen con autoridad. Apabullaron a sus rivales en los duelos directos y desde hace semanas pusieron la directa para destacarse en el liderato. Ocho victorias y un empate acumula el Betis en las nueve últimas jornadas, todo un acelerón para mirar de frente a la Primera.

Atrás quedará un año de fatigas, las que siempre se viven en la Segunda División. Nadie le ha regalado nada a los verdiblancos en su dura andadura por la categoría, en un aprendizaje que debe servir para no volver a caer en los errores, ese mensaje tantas veces repetido en las entrañas de Heliópolis pero tan difícil de cumplir en su historia.

El Benito Villamarín registrará hoy un ambiente de gala. Agotadas las entradas desde el pasado viernes, el club incluso habilitó la zona visitante para que ningún bético se quedase sin la fiesta del ascenso. Y es que sí, el retorno a Primera se celebrará en Heliópolis como lo que supone para el futuro de la entidad.

Para la cita de hoy, Mel contará con un once que será más parecido al que goleó al Lugo hace justo una semana que al que venció en Santander el pasado jueves. Las conocidas rotaciones afectarán a la zaga -Piccini entraría por el sancionado Molinero y Varela por Casado- y al centro del campo, donde Xavi Torres y N'Diaye recuperarían sus puestos.

Lo que será inamovible una jornada más será esa pareja de delanteros por la que parece que no pasa el tiempo. Si la llegada de Mel fue decisiva para poner rumbo a Primera, el técnico ha contado con la colaboración de Rubén Castro y Jorge Molina, que, como el técnico, han querido celebrar su segundo ascenso con el Betis. Un total de 30 goles acumula el canario, que lleva seis semanas seguidas perforando porterías contrarias con golazos de todo tipo; 18 suma Jorge Molina, que ya ha igualado su mejor registro en el equipo bético y cuyo rendimiento aumentó exponencialmente con el regreso del entrenador madrileño.

El Alcorcón, pese a todo, no quiere ser un convidado de piedra en la fiesta bética. El equipo de Pepe Bordalás, quien el pasado miércoles anunció su adiós al equipo alfarero a final de campaña, se ha ganado merecidamente la etiqueta de incómodo. Agresivo e intenso sin balón, al Alcorcón lo han penalizado los errores individuales en determinados momentos de la temporada, aunque ahora llega en buena dinámica. Siete jornadas sin conocer la derrota y sólo un gol encajado en las mismas, de penalti en Tenerife, han colocado a los madrileños en la zona media de la tabla, pero casi sin opciones de meterse entre los seis primeros.

El día señalado por los béticos ya está aquí. El retorno a Primera será cuestión de horas si el Betis de Mel supera al Alcorcón o si los resultados de sus rivales aligeran la tarde del domingo. Y entonces sí que llegará el momento de la celebración.