Tranquilo. Muy tranquilo. Así compareció Gustavo Poyet ante los medios, ajeno, o eso pretendía hacer creer, al descontento de los aficionados, a los que intentó trasladar una idea tomando como símil dos pruebas de atletismo: "Esto no es un sprint de 100 metros, es una maratón".

Se refería Poyet a la Liga, cómo no, y a la necesidad de tomarse el inicio de la misma con calma, pues quedan muchos partidos por delante para demostrar "la idea de fútbol que queremos". 

Aun así, el entrenador del Betis se mostró satisfecho con el rendimiento de los suyos: "Salimos fuertes y competimos, intentamos tomar riesgos, porque cuando más adelante fuera el partido, más ocasiones tendríamos. Pero cuando tuvimos las ocasiones, no las metimos. Si hubiéramos marcado, la historia sería otra y esa es la diferencia. Si llega el gol esto es una fiesta y si no, un drama". 

Extremos de sobra conocidos en el fútbol que no entienden de los ajustes y mejoras que aún le quedan por cumplimentar a este Betis. "No se puede hacer todo en un día, hay unas necesidades y hay que ser realistas para aceptarlas. Asumimos riesgos que yo nunca he asumido. A partir de ahí, claro que tenemos que ganar, pero yo a los jugadores lo que les puedo pedir es que se partan la cara y lo hicieron", aseguró. 

Y para ejemplificar su postura, el técnico nombró a Petros: "Hizo un partidazo". Eso sí, no tardó en matizar. "Y sé que hay gente a la que no le gusta, pero lo dio todo. De gustos ya se sabe: no se puede agradar a todo el mundo. Yo cuando era jugador tampoco lo hacía", recordó.

En resumen, faltó el gol, pero no la actitud. De ahí que Poyet no entienda el "nerviosismo innecesario" que empieza a percibir. "Esto no es un sprint de 100 metros, es una maratón. Por eso hay que tener un poquito de calma", insistió Poyet, que al ser preguntado sobre si entendía los pitos del público al términar el encuentro, respondió con un escueto "no". 

Le pidieron que se extendiera más y repitió monosílabo. "Está buscando la parte mala de este partido, así que no voy a responder", se justificó el uruguayo, ya con el rostro más serio.