La modernización de los servicios médicos del club, propugnada por el jefe de los mismos, Tomás Calero, se ha vuelto en contra de él y de su equipo. La empresa Gesalus, que iba a mejorar la asistencia en el estadio, en la ciudad deportiva, el seguimiento a los equipos inferiores..., pasará a englobar ahora a los propios profesionales que cobraban su nómina del Betis, ya que, aunque no está aprobado por el consejo de administración, sí se trató en una pasada reunión.

Esta externalización completa de los servicios médicos afectará a Calero y a los fisioterapeutas José María Montiel, Ildefonso Blanco y Antonio Pizarro, respectivamente, así como al recuperador David Gómez si no entrase en el cuerpo técnico. El traumatólogo y director de Fremap, Santiago Pérez Hidalgo, y el podólogo Ángel Oliva ya prestaban sus servicios de manera externa al club.

Bosch, de nuevo en el despacho de su bufete y no en el club, se reunió con los siete junto a José Millán, director de Gesalus S.L., para exponerles su plan sin ofrecerles alternativa alguna. "O esto o...", les vino a decir.

También les informó que en los próximos días deberán pasar por el club para rescindir sus contratos con el Betis (algunos de más de tres lustros), cobrar una mínima indemnización y suscribirlos con la nueva empresa, algo, lógicamente, no deseado por los empleados.

Y es que la medida, muy controvertida, no va a reportar, en principio, beneficios económicos para el club, pero lo que es evidente es que estos profesionales ya no pertenecerán a la plantilla, pasarán de ser compañeros de los futbolistas a empleados y, a la larga, la implicación con el escudo acabará desapareciendo.

Si el entrenador, que ahora mismo bastante tiene con defender su contrato, los administradores concursales o algún consejero no lo evitan, mañana podría ser un hecho la medida si se aprobase en la reunión del consejo.

Las dudas ahora son diversas: ¿Quién será responsable de alguna de esas lesiones extrañas que se producen en el fútbol, Gesalus o el Betis? ¿Mirarán médicos y técnicos por el bien común del equipo o cada uno pondrá más empeño en defenderse a sí mismo? ¿Llevarán los médicos ropa y uniformes del Betis o promocionarán a su nueva empresa? En definitiva, una polémica quizá innecesaria y que además juega con los sentimientos de gente que ha dado su vida por el Betis y que ayer se sentía hundida y hasta humillada por tenerse que ir a una empresa de la que no saben cómo funciona porque acaba de iniciarse ni qué hará con ellos.