La Jefatura Superior de Policía destituyó el pasado viernes al jefe de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) de Sevilla dos años después de su llegada al cargo. Este inspector jefe de la Policía Nacional sustituyó al que fuera responsable de la unidad durante más de una década y se hizo cargo de un grupo totalmente renovado tras el escándalo del robo de los 154 kilos de cocaína y heroína depositados en los calabozos de Blas Infante.

El mando policial que acaba de ser destituido accedió a la jefatura de la Udyco en octubre del año 2009, justo después de que concluyera la investigación realizada por Asuntos Internos sobre el robo de la droga. Aquella investigación, que se prolongó durante más de 15 meses y en la que todos los miembros de la Udyco tuvieron que ser sometidos a análisis de ADN y continuos interrogatorios por parte de sus compañeros, terminó con la detención del agente de la escala básica Lars Sepúlveda Madsen y la imputación del jefe de la unidad por favorecer supuestamente a un clan de narcotraficantes.

La causa contra el anterior máximo responsable de la Udyco ya ha sido archivada en los juzgados, pero este cargo policial aún tiene pendiente en los juzgados otra acusación de encubrimiento, que comparte con otros dos jefes de grupo, por presuntamente no informar de la desaparición de la droga y abrir una investigación paralela.

La Jefatura decidió apartar a los responsables de la unidad antidroga, a la que sometió a una profunda renovación cambiando prácticamente a todo el personal. Nacía así una Udyco completamente nueva que tenía por delante el reto de limpiar la mancha dejada por el autor de los robos de droga, además de tratar de seguir obteniendo unos buenos resultados en la lucha contra el tráfico de estupefacientes.

Hasta que surgió el escándalo, la Udyco de Sevilla había sido una de las unidades más eficientes de España, con continuos golpes al crimen organizado. Al renovar toda la estructura, los resultados bajaron y costó mucho volver a completar operaciones exitosas. El hecho de que el anterior jefe se hubiera visto acusado de favorecer a un clan de traficantes también provocó un cierto recelo entre los agentes acostumbrados a utilizar confidentes para su trabajo ante el temor de poder verse implicados en una acusación similar. Todo ello provocó que el primer año con el nuevo jefe al frente deparara unos resultados bastante más pobres que los de la etapa anterior.

Sin embargo, en el segundo año sí se completaron algunas operaciones existosas. Así, en noviembre del año pasado cayó una organización dedicada a la distribución de sustancias anabolizantes en gimnasios y discotecas de la ciudad y se aprehendieron más de 500.000 dosis de estos productos. En junio de este año nueve personas fueron detenidas por pertenecer a una banda dedicada al tráfico de cocaína asentada en Pino Montano y San José de la Rinconada, mientras que en septiembre cayó una red que operaba en Torreblanca y Palmete y estaba liderada por mujeres.

Pese al repunte de los resultados, una serie de diferencias internas han llevado al relevo en la jefatura de la unidad. A ello se le une que el mando saliente era un hombre muy vinculado al anterior jefe superior, Enrique Álvarez Riestra, que le dio el mando de la Udyco tras su paso por Atracos y Homicidios. Su relación con el actual máximo responsable de la Jefatura, Antonio Jesús Figal, no era tan fluida. Algunas fuentes apuntan a la posibilidad de que la decisión última de relevarle pueda responder a la investigación realizada sobre un cargo público de la provincia de Cádiz vinculado al PSOE.

El nuevo responsable de la Udyco será el actual jefe en funciones de la comisaría de Triana, que acumula bastante experiencia en la lucha contra el tráfico de drogas desde que dirigiera el grupo de investigación especializado en los estupefacientes de la comisaría de Dos Hermanas.