Calle Rioja

Cruzar el puente a peine y tijera

  • Juglaría. Horas antes de pronunciar el pregón de la Velá, Melado aguardó al 'miura' trabajando en su peluquería de la calle Amor de Dios.

COMO al inmortal Picasso, la inspiración le cogió ayer a Melado trabajando. Horas antes de que pronunciara el pregón de la Velá de Triana, Manuel Melado Prado (Sevilla, 1940), estaba tijera en mano haciendo sus "auténticas creaciones" en la peluquería de Amor de Dios. "El día que Manolo no esté, me verán por la calle como a Robinson Crusoe", decía un cliente.

No era un cliente cualquiera, como no lo son ninguno de los que pasan por este diván del casticismo. Quien así ponderaba los méritos del barbero de Sevilla, así reconocido en foros internacionales sensibles a Rossini, es Agustín Alcalá, otorrino con consulta en el Prado de San Sebastián, sobrino del padre Alcalá.

Nada mejor que un otorrinolaringólogo en las horas previas a esa prueba de garganta, laringe, método y memoria. Melado domina muy diferentes registros de voz: las sevillanas, que escribe en su mester de sevillanía; la megafonía balompédica, que practicó muchos años como speaker del Betis; el ejercicio de la profesión radiofónica, de la que consta una fotografía con Antonio Herrero, Luis Herrero, Federico Jiménez Losantos, Víctor Márquez Reviriego, Ignacio Romero de Solís y Paco Gandía. Si quiere usted conocer la genuina voz de Manuel Melado, llame a deshora al teléfono de la peluquería. Oirá una proclama grouchista con su voz, la que ayer conquistó al auditorio del hotel Triana. "Mi primer pregón lo di en en el teatro Falla de Granada. Lo di es un decir, porque no me atreví a salir".

Hijo de Antonio Melado Cansado, extremeño de Burguillo del Cerro, su maestro en el oficio, se lo transmitió a sus tres hijos. Con uno de ellos, Antonio Melado Ruiz, ha compartido novelas de cabellería. Cinco hijos y siete nietos. Nació en la primera semana de septiembre de 1940, cuando Hitler bombardeaba Londres.

En la peluquería hay tarifas de 1950, un año antes de que se incorpore como aprendiz "con pantalones cortos", y del 1 de abril de 1977, una semana antes de la legalización del Partido Comunista. El afeitado con bigote costaba 85 pesetas. El arreglo de barba, 125; el corte de pelo de melena, 150. En ese contexto histórico, la melena es toda una contraseña sociológica, incluso ideológica.

En la galería fotográfica, dos pregoneros de la Semana Santa de Sevilla: José María Pemán y Antonio Rodríguez Buzón, éste junto a Melado el 14 de febrero de 1972 invitados al Coronel de honor para celebrar el tercer centenario de El Rinconcillo. "A Rodríguez Buzón lo entrevisté en la radio. Todas las respuestas fueron en soleares". Artículos de pregoneros como Burgos y Herrera. Una cena con alguien que nunca pregonó la Semana Mayor: Fernando Arrabal.

Hay una foto que es como la generación del 27 de la copla por la fuerza telúrica de sus protagonistas y por la raigambre poética del grupo: Paquita Rico, Antoñita Moreno, Marifé de Triana, Rosita Ferrer, Juanita Reina, Ángela Molina (en representación de su padre, Antonio Molina), El Príncipe Gitano, Rafael Farina, Juanito Valderrama, Perlita de Huelva, Enrique Montoya, Imperio Argentina y, por supuesto, Melado. Fuera del objetivo, Carlos Cano, el antropólogo y juglar que rehabilitó ese patrimonio desde la melena de los cantautores.

Melado cruzó ayer a tijera el puente de Triana. Para júbilo de sus nietos: Elisa, Pepe, Iván, Elena, Miguelito, Ángel y Paula.

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