Sevilla

Agesa busca uso al pabellón de Francia tras la marcha de Victorio & Lucchino

  • Los diseñadores sevillanos rescinden el contrato y regresan al Centro al no contar con el apoyo de la Junta para abrir la primera escuela universitaria de moda en España · Cartuja 93 debe autorizar los nuevos usos

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Uno de los pabellones más emblemáticos de la Expo 92 de Sevilla, el de Francia, ubicado en pleno corazón del parque científico y tecnológico, está a la espera de uso, vacío y con 6.300 metros cuadrados completamente remozados y disponibles. La sociedad estatal de gestión de los activos heredados tras la Muestra Universal de Sevilla de 1992, Agesa, asegura estar en negociaciones para buscar un nuevo propietario del inmueble tras las rescisión del contrato de cesión y uso firmado en la primavera de 2008 por los creadores sevillanos de moda Victorio & Lucchino (V&L).

José Luis Medina y José Víctor Rodríguez en embarcaron en un ambicioso proyecto de creación de un Centro de Innovación de la Moda y el Diseño en el pabellón galo en virtud de un preacuerdo suscrito en 2004 con las administraciones estatal y autonómica, negociaciones que culminaron con el traslado el pasado año de la sede social de la firma y de la Fundación V&L desde la casa natal de Velázquez, en el casco histórico, a la Isla de la Cartuja, donde ubicaron también las oficinas y el taller creativo.

Los diseñadores sevillanos permanecieron en la Cartuja un año a la espera de que se materializara desde un punto de vista administrativo el Centro de Innovación de la Moda, un proyecto que debía haber auspiciado la Junta de Andalucía en base a los compromisos previos adquiridos con los modistos para crear la primera escuela nacional de moda homologada y pública, y con titulación universitaria. Según fuentes del taller de V&L, había hasta cuatro consejerías implicadas en el proyecto del Centro de Innovación de la Moda -Innovación, Fomento, Empleo y Educación-, pero el silencio administrativo de la Junta durante los últimos años ha dado al traste con el iniciativa.

Por ello, V&L decidió rescindir el pasado mes de marzo el contrato de ocupación del pabellón de Francia y abandonar la Cartuja. ¿El motivo? La indecisión de la Junta de Andalucía y el alto coste que los creadores debían pagar mensualmente por mantener y conservar un pabellón de 6.300 metros cuadrados infrautilizado, ya que la firma de moda ocupaba sólo una cuarta parte del suelo, pendiente del desarrollo y ejecución de la primera escuela universitaria de moda española que debía ver la luz en Sevilla.

La experiencia, con todo, no ha sido rentable para V&L, firma que ha retornado al centro de la capital con un alto coste de peaje: las mensualidades abonadas por un pabellón cuasi fantasma durante un año, la inversión inicial de 600.000 euros en bienes muebles, y la contrapartida abonada a Agesa por la rescisión del contrato, que inicialmente estimaba el alquiler del mismo durante 20 años.

A Agesa tampoco le ha salido gratis el negocio. La apuesta de Victorio & Lucchino y el respaldo que la Administración autonómica parecía darle a su proyecto empujaron a la sociedad estatal a invertir unos 3 de millones de euros en adaptar el pabellón de Francia para que pudiera albergar usos de Investigación y Desarrollo (I+D). El Pabellón de Francia, uno de los más alabados de la Expo 92 desde un punto de vista arquitectónico, tenía una difícil reutilización por la particularidad de tener la mayoría de los metros cuadrados expositivos bajo cota cero, un gran habitáculo denominado Pozo de las Imágenes. Ello hizo que el pabellón estuviera sin uso durante 16 años, hasta que Agesa consensuó un proyecto de reforma con los arquitectos galos que idearon el inmueble, los franceses Jean Paul Viguier, Jean Francois, Jodry y Francois Seigneur.

De un gran sótano a oscuras que servía como pantalla de multiproyección de imágenes en todas las direcciones, se ha pasado a un gran espacio revestido de espejos cuyo techo ha sido sustituido por un pavimento de pavés de cristal que dejan pasar la luz y aportan luminosidad a las estancias.

Fuentes de Agesa confirmaron ayer que la sociedad busca alternativas para encontrar nuevos inquilinos, cuya actividad, no obstante, debe ser aprobada y autorizada por el consejo de administración del Parque Científico y Tecnológico Cartuja 93 que preside Isaías Pérez Saldaña. La tecnópolis de la Cartuja está ocupada al 100% y cuenta con lista de espera de empresas y firmas que demandan alrededor de 70.000 cuadrados de suelo dotacional que la dirección del parque espera satisfacer con la ampliación programada para 2014 en la banda oeste de la isla.

Por su parte, Agesa gestiona un patrimonio heredado de la Expo 92 con una superficie superior a los 150.000 metros cuadrados. Aunque el índice de ocupación de sus activos en régimen de alquiler se sitúa en tasas superiores al 95%, hay inmuebles que se le resisten. El Pabellón de Francia, por ejemplo, es uno de ellos. Destacan entre otras localizaciones singulares el Pabellón del Futuro, anteriormente adscrito a Isla Mágica y que ha sido alquilado para el rodaje de la segunda parte de Flamenco por Carlos Saura; el Pabellón de la Navegación, que se reutilizará como museo naval; y el Palenque, actualmente en fase de construcción de nuevas oficinas.

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