El primer presidente socialista de la democracia, Felipe González, vuelve a estar de moda, al menos en el examen de selectividad. Si en la convocatoria del 17 de junio de 2008 la opción B del examen de Historia consistió en un extracto del primer discurso de investidura de un jovencísimo Felipe González, este año la prueba ha sido exactamente la misma.

El texto, recogido de la edición del Abc del 1 de diciembre de 1982, estaba acompañado de una foto, también a comentar, en la que se mostraba a los cuatro expresidentes de la democracia: un Adolfo González que se carcajea ante un comentario al oído de Felipe González; un Leopoldo Calvo Sotelo con esa expresión entre patricia y clerical que le era característica; y un Aznar ausente de la conversación, dando la espalda a los otros tres ex presidentes.

Materia para el comentario había de sobra, o por lo menos eso les puede parecer a los que vivieron el felipismo. Sin embargo, para los más de 6.900 estudiantes sevillanos que ayer hicieron el examen tanto en la Universidad de Sevilla como en la Pablo de Olavide, el prócer socialista les suena tan lejano como a otros Carrero Blanco. Tal es el caso de Marta Cuerdo, una alumna del instituto San Isidoro que ayer realizó la prueba en el aulario de las facultades de Derecho y Ciencias del Trabajo. "He escogido la opción de Felipe González porque era la última que me había estudiado y la tenía más fresca. Yo nací en el 90 y no me acuerdo para nada de Felipe González. El primer presidente del que guardo algún recuerdo es Aznar", afirma.

Otros, sencillamente, escogieron la opción A del temario, un extracto de la Constitución de 1845, con Isabel II como reina, que se acompañaba de otro fragmento del Manifiesto de Manzanares de 1854, escrito por Cánovas del Castillo y firmado por el general O'Donnell para exigir unas cortes constituyentes que acometiesen una verdadera reforma liberal del Estado. Para Natalia Calvo, estudiante de la Academia Preuniversitaria y aspirante a ser policía nacional, esta opción es "más fácil" que la de Felipe González y los gobiernos democráticos, ya que se había centrado en el estudio del siglo XIX. "Aun así, no me ha salido muy bien, porque el tema de Isabel II era muy largo y todo el mundo decía que no iba a tocar".

Por cierto, que en estos días en los que se debate sobre la futura ley de libertad religiosa, el texto de la constitución de 1845 reproducía el artículo 11, en el que se afirma: "La religión de la Nación española es la Católica, Apostólica y Romana. El Estado se obliga a mantener el culto y sus ministros". Los tiempos, no hay que decirlo, cambian.

En la opción de filosofía, absolutamente minoritaria, se dio a escoger entre textos de Platón y Santo Tomás de Aquino.

En el primer examen, que da a escoger entre un texto literario y uno periodístico, como ya es tradición la mayoría optó por las rotativas. Este año consistió en un artículo firmado por Jon Juaristi en el diario Abc, en el que, aprovechando una reflexión sobre una polémica levantada en el Reino Unido por el escritor Martin Amis a propósito del envejecimiento de la población europea, se critica el proyecto del Gobierno de Zapatero de retrasar la edad de jubilación de los españoles. "Un presente (...) que pone a los viejos ante la alternativa de convertirse en objeto de beneficiencia o en objeto de resentimiento por parte de frondas juveniles, ávidas y sindicalizadas, como se está comprobando en España ante las tentativas políticas de prolongar la edad laboral", se afirma en el texto del escritor vasco.

Los estudiantes que escogieron este texto lo hicieron más por la facilidad del mismo que por otro tipo de preferencias. "Tanto la teoría como la práctica son más fáciles que en el texto literario", comentan Álvaro Solana y José Javier Calderón, alumnos del Instituto Isbilya. El texto literario fue un fragmento del cuadro último de Bodas de sangre, de Federico García Lorca, un autor también de moda en estos días, aunque por motivos extraliterarios.