VIERNES de Dolores en Londres con Colombia y el Martes Santo frente a Brasil en el Bernabéu. Un nuevo apretón al calendario por culpa de estos dos partidos, que no son otra cosa que bolos con la finalidad de hacer caja. Se para LaLiga mediante estos dos inventos y el aficionado se pregunta que por qué se constriñe tanto el calendario. Y lo hace con el ceño fruncido, pues no hay nada como la LaLiga para el consumo futbolístico.

Y la duda es qué interés puede tener un Colombia-España en la capital londinense. Además no se juega en el gran santuario de Wembley, sino en el Olímpico que se levantó para los Juegos de 2012. Un estadio con 60.000 localidades de aforo y aunque no hay tradición de Viernes de Dolores junto al Támesis, no parece que la afluencia vaya a ser considerable. Muy distinto puede ser lo del Martes Santo en el Santiago Bernabéu con la canarinha al otro lado del campo.

Será interesante para el madridista ver a Vinicius de rival, aunque dado el papanatismo reinante no sería de extrañar que se aplaudieran sus regates y hasta sus salidas de tono, tan cercanas al histrionismo menos adecuado. Pero la razón de este pensamiento en negro sobre blanco viene por el capricho de que se produzca un nuevo parón en el torneo doméstico. Y llega cuando dicha competición entra en su fase decisiva, esa a la que había que llegar colocado, Aragonés dixit.

Ya veremos qué diseña Luis de la Fuente, que ha perdido a Gavi y también a Mayoral, inmerso en todas las quinielas. Y otra incógnita es si se utiliza a Brahim a fin de que no le dé por irse con Marruecos. No sé qué futuro tiene el madridista en La Roja, pero evitar que juegue con otro combinado nacional es ahora la mayor preocupación. En fin que parón liguero y hay que ver lo mal que acoge el aficionado no ver el fútbol que le gusta, el que protagoniza su equipo del alma.