Real Betis

Dos chispazos con historia

Rafa Navarro y Rubén Castro se saludan para festejar el gol del primero.

Rafa Navarro y Rubén Castro se saludan para festejar el gol del primero. / antonio pizarro

El Betis cantó victoria en el Benito Villamarín merced a dos chispazos que encendieron a un graderío a ratos crítico y a ratos silencioso. Rafa Navarro y Rubén Castro fueron los grandes protagonistas del triunfo ante Osasuna, firmando sendos goles que tuvieron su historia.

El primero en batir a Sirigu fue Rafa Navarro, quien repitió como titular, al igual que hiciera hace dos semanas en casa frente a la Real Sociedad (2-3). Para celebrarlo, el canterano se regaló un tanto al definir con maestría un buen pase de Sanabria, y lo festejó con ojos brillantes y una amplia sonrisa.

Era el primer gol que marcaba en la categoría de oro del fútbol patrio. También, el primero que nacía de las botas de un jugador sevillano luciendo la elástica verdiblanca desde mayo de 2013. En aquella ocasión fue Rubén Pérez quien se apuntó la diana en el Camp Nou frente al Barcelona.

Más que merecida fue la celebración del canterano, que puso en ventaja al Betis cuando apenas se habían cumplido cuatro minutos de partido. Ese gol que tan pronto llegó dio tranquilidad a las filas verdiblancas, que después de emocionarse con la alegría de un joven de 23 años, añoraba que su killer por excelencia pusiese la guinda al pastel.

Y así lo hizo Rubén Castro. El canario, sumido en una crisis particular al no ver portería desde el pasado 8 de enero en la victoria frente al Leganés (2-0), se lamentaba tras cada intervención fallida.

Pero a diferencia de las ocho jornadas -serían diez, pero no jugó contra Málaga ni Deportivo- en las que estuvo falto de puntería, el ariete se marcó una carrera por la banda derecha, y mientras los defensores rojillos reclamaban un fuera de juego que no era, regateó al meta visitante para éxtasis de los aficionados y alivio propio.

A diferencia de Rafa Navarro, Rubén terminó la noche con gesto contrariado debido a su sustitución en el minuto 64. Al menos le queda el consuelo de llevarse una ovasión del público cuando el choque estaba sumido en un peligroso letargo.

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