resumen de la temporada

Un fracaso desde los despachos al banquillo

  • Los dirigentes confiaron en Miguel Torrecilla y éste erró tanto en la elección de los entrenadores como en la confección de la plantilla

Miguel Torrecilla da explicaciones durante una de sus comparecencias públicas en la presente temporada.

Miguel Torrecilla da explicaciones durante una de sus comparecencias públicas en la presente temporada. / juan carlos muñoz

Numerosas razones se pueden señalar para calificar la temporada del Betis como un fracaso, esa palabra tabú para los dirigentes. Tres entrenadores, a 15 puntos del objetivo mínimo del décimo puesto, sin una base en la plantilla que permita vislumbrar un posible crecimiento y, sobre todo, una desazón que se ha instalado en gran parte de los aficionados, que han asistido con una inusitada indiferencia a la trayectoria liguera de los suyos, siempre más cerca de la zona de descenso que de cotas mayores.

Los dirigentes, con el presidente, Ángel Haro, a la cabeza, pusieron en las manos de Miguel Torrecilla el proyecto de la entidad, después de que Eduardo Maciá no cumpliera las expectativas del consejo. Y el salmantino ha errado en las decisiones principales en este primer año, tanto en sus apuestas para el banquillo como en la confección de la plantilla, desequilibrada en sus perfiles y con sólo Durmisi como un refuerzo que haya elevado el nivel de la plantilla.

El conjunto verdiblanco finalizó el campeonato con 39 puntos, su segunda peor cifra en una Liga de tres puntos por victoria, incluso empeorando los 45 de la temporada anterior; el diferencial de goles también se ha empobrecido debido a esos 64 goles encajados, pese a los planteamientos defensivos de buena parte de la Liga; y el cuadro verdiblanco ha perdido 19 encuentros por sólo diez triunfos, todo un síntoma de esa mediocridad en la que se ha instalado la entidad.

Después de que Juan Merino atase la permanencia, los dirigentes y Torrecilla optaron por un cambio en el banquillo. Ahí surgió la figura de Gustavo Poyet, "el Simeone del Betis" en palabras de algún consejero. La ilusión con el uruguayo no pasó ni de la pretemporada -el Betis tuvo una sonrojante actuación en el Trofeo Colombino- y ya en la segunda jornada comenzaron las dudas. En la undécima, el club decidió su destitución, después de que el equipo experimentase una caída libre y que buena parte de la plantilla ya no creyera en sus métodos. La ubicación de Rubén Castro en la banda izquierda o el ostracismo de Dani Ceballos fueron algunas de las decisiones que marcaron el devenir de Poyet, un entrenador que acabó peleado con la afición.

Para enderezar el rumbo, Torrecilla y los dirigentes apostaron por Víctor Sánchez del Amo, un entrenador con escasa experiencia en la élite y que significó un cambio en la idea de juego del equipo. Del 4-3-3 al 5-3-2, con una renuncia a los extremos que aceleró el adiós de Musonda, cuyo regreso fue vendido a lo grande y que acabó saliendo por la puerta de atrás.

El cambio de aire con el madrileño sirvió para una primera reacción del equipo, pero las malas decisiones del banquillo, con un exceso de conservadurismo en momentos en los que se podía dar un salto, y la falta de recursos de la plantilla, pese a la llegada de Tosca y Rubén Pardo en el mercado invernal, provocaron un nuevo descenso de rendimiento del equipo tanto en Heliópolis como de visitante.

La llegada de Víctor sí rescató a Dani Ceballos, que se ha confirmado esta temporada como un jugador de élite. Tras la incomprensible decisión de Poyet de apartarlo de sus planes, pese a haber sido de los más destacados durante el verano, el utrerano ha dado un paso adelante en su fútbol para convertirse en un centrocampista organizador, siendo además el mejor recuperador de la plantilla.

De los fichajes de Torrecilla para elevar el nivel de la plantilla apenas ha habido noticias. Durmisi, el único que ha ofrecido unas buenas prestaciones -Brasanac ha estado correcto-, se vio favorecido por el sistema con carrileros que impuso Víctor, ya que el danés todavía tiene carencias defensivas cuando actúa como lateral puro. Mandi, Donk, Tosca, Jonas Martin, Felipe Gutiérrez, Nahuel, Zozulya... Ninguno de ellos se adueñó de un puesto de titular e incluso varios de ellos no han tenido nivel siquiera para competir en este paupérrimo Betis.

Mención aparte merece Sanabria, la gran apuesta de la dirección deportiva que pagó 7,5 millones de euros por su fichaje para intentar un salto de calidad. El paraguayo, con buenas cualidades técnicas individuales, tiene todavía carencias tácticas, al mismo tiempo que las molestias en el pubis, que ya arrastraba del pasado año, tampoco lo han dejado adquirir su mejor tono físico.

Así, Adán, Dani Ceballos y Rubén Castro, tres jugadores que ya estaban en años anteriores, volvieron a ser los pilares de la permanencia del Betis, ese objetivo obligatorio pero que llegó a peligrar durante el año debido a los errores en la gestión.

Tags

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios