Sevilla

Un marco para brillar más

  • Mucho público dio la vuelta al Rectorado para ver las carrozas antes de salir · Unas 600.000 personas se congregaron a lo largo del recorrido para contemplar el cortejo real, que entró con una puntualidad histórica

Un grupo de beduinos termina de pintarse en los pasillos de la Facultad de Historia. En el suelo se ha colocado una alfombra roja para que pasen los Reyes y también para que el suelo de la Universidad no se ensucie demasiado. Pero antes que los reyes pasa la duquesa de Alba y los beduinos dejan las pinturas, se acercan a ella y comienzan a cantar: "Que bote la duquesa, que bote la duquesa". Y la duquesa, emocionada porque su hijo encarna al rey Gaspar, bota una vez, dos...

Y los beduinos aplauden, y la gente se hace fotos con la duquesa mientras los Reyes suben hasta el balcón del Rectorado para la ceremonia de la coronación, y los niños, que llevan una hora subidos a cada carroza, empiezan a lanzar caramelos porque no se aguantan, por mucho que los padres les insistan para que guarden algo para después. Comienza la coronación de los reyes en un marco mucho más señorial que el de siempre. El balcón de la entrada de la Facultad de Historia tiene bastante más empaque que el andamio de las antiguas cocheras de Tussam, la sede habitual de la Cabalgata, de la que este año no ha podido salir por las obras en un solar colindante.

Hay hasta un speaker para la ceremonia. Como fue una vez rey mago, sabe de qué va el asunto. Es Luis Miguel Martín Rubio, al que una hora antes abordó uno de los organizadores por si quería presentar a los Reyes. "Fue un poco atraco. Yo dije que sí, pero si no me veía nadie, me escondí ahí detrás del balcón y luego hasta me he venido arriba", bromeaba luego. Las carrozas esperan la salida en la Lonja de la Universidad, ocupando todo el perímetro del recinto. Esto hace que sean muchos quienes den la vuelta completa al Rectorado para contemplar la cabalgata antes de que salga. Dentro del edificio los organizadores controlan a los beduinos, a los que este año les han colocado incluso un número para identificarlos.

La salida también es mucho más bella, hacia la avenida del Roma y luego el Prado que por una avenida tan amplia como Felipe II. La antigua Fábrica de Tabacos dota a la Cabalgata de un marco mucho más bello y céntrico, pero tiene un problema. "Si hubiera llovido se hubieran mojado todos durante un buen rato antes de salir. Y eso habría sido terrible". Pero no llovió, aunque amenazaba, y todo fue mucho más lucido.

Unas 600.000 personas contemplaron el desfile, según fuentes del Cecop. La Cabalgata fue a un ritmo bastante rápido por toda la ronda histórica y sólo acumuló un mínimo retraso pese a unas pequeñas incidencias en el centro y Triana. Al filo de las nueve de la noche llegaba a la otra novedad del recorrido, la calle Asunción, por la que no pasaba desde hace tres años, cuando la calle aún no era peatonal. A las 22.39 entró la última carroza. Una puntualidad histórica.

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