Sevilla

Una pista fiable de la sangre

  • Un hombre se presenta en comisaría al ver el caso en la prensa. Dice que se desmayó y se hizo una brecha en la cabeza y un corte en el brazo.

Se llegó a pensar en un crimen, en alguien tiroteado o apuñalado cuyo cuerpo fue arrojado a la basura o trasladado en el maletero de un coche, sin que al asesino le diera tiempo de limpiar toda la sangre que se acumuló en el suelo. Tampoco se descartó que fuera un aborto, aunque parecía demasiada sangre para ello y no había otros restos. Desde que se confirmó que la sangre hallada en la acera, en la calzada, sobre los coches y en un contenedor de basura de la calle San Juan de Dios la mañana del 29 de octubre era humana, las elucubraciones y los rumores se habían disparado en Nervión. Nadie, ni la Policía siquiera, encontraba explicación a la enorme mancha de sangre que se encontró un vecino cuando fue a subirse a su coche. 

Lo que, a juicio de algunos, parecía el más complejo de los crímenes pudo ser, por increíble que parezca, un simple desvanecimiento. Lo sufrió un hombre de 59 años que regresaba a su casa de madrugada tras cenar en un restaurante chino y tomar unas copas. Cuando vio en las noticias, unos días después de lo ocurrido, que la Policía estaba investigando el origen de los restos hallados en Nervión, se presentó en una comisaría y contó una historia que, por el momento, es la pista más fiable para esclarecer el misterioso hallazgo. 

El hombre se empezó a encontrar mal, se desmayó y se cayó al suelo, como publicó este miércoles el periódico digital Nervión al día. En la caída se dio un golpe en el cráneo, a la altura de la ceja izquierda, y se hizo otro corte en el brazo. Por ambas heridas sangró abundantemente, perdió la consciencia y se quedó tumbado en el suelo durante aproximadamente media hora. En este tiempo el suelo se empapó de una gran cantidad de sangre. Si además había consumido alcohol, ésta se diluye y tarda más en coagularse, de ahí que saliera tanta y que aún estuviera fresca cuando la encontró el vecino que llamó a la Policía. 

Después, recuperó la consciencia y se vio empapado de sangre. En vez de ir al hospital, acudió a casa de su madre, ya anciana, que tenía conocimientos médicos y le cosió las heridas. El agente que tomó declaración redactó un informe y lo derivó al Grupo de Homicidios, que citó a declarar al supuesto dueño de la sangre. 

Éste aportó también las ropas, todavía manchadas, y realizó con los investigadores un recorrido por toda la ruta que hizo aquella noche. Varios testigos corroboraron que estuvo en el restaurante y los policías, al principio escépticos, le dan credibilidad a su versión tras múltiples comprobaciones. El hombre se ha prestado a realizarse una prueba de ADN para comprobar sin margen de error que la sangre era suya. El resultado se conocerá en las próximas semanas.

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