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'Altered Carbon': los efectos de la inmortalidad

  • Netflix estrena hoy esta serie futurista donde los ricos pueden permitirse no morir al migrar de cuerpo

Una escena de 'Altered Carbon', ambientada en el año 2384.

Una escena de 'Altered Carbon', ambientada en el año 2384. / netflix

Un mundo distópico donde la inmortalidad corrompe a las personas es la apuesta de la serie Altered Carbon, la superproducción cyberpunk de Netflix llena de acción y reflexiones sobre la muerte, que se basa en el libro homónimo del escritor inglés Richard K. Morgan. La serie se estrena hoy en la plataforma.

Los humanos almacenan su conciencia en un disco insertado en la nuca que puede transferirse indefinidamente a otros cuerpos tras morir, siempre que ese dispositivo se mantenga intacto y que se pueda costear el precio de un cuerpo. El resultado es que sólo los más ricos pueden ser inmortales y vivir en barrios lujosos mientras que las clases bajas se quedan en ciudades superpobladas donde proliferan los negocios de realidad virtual.

Esta serie propone que una inmortalidad elegida conduce a la corrupción general

La historia comienza en el año 2384, cuando el multimillonario de 365 años Laurens Bancroft (Joel Purefoy) quiere resolver su propio asesinato reviviendo a un antiguo guerrero, Takeshi Kovacs (Joel Kinnaman), quien en su investigación genera una espiral de violencia que empapa los diez capítulos de esta primera temporada que se ofrece desde hoy íntegra.

El actor británico James Purefoy (Roma, John Carter) justifica que la violencia en la serie aparece como consecuencia de alargar la vida indefinidamente, ya que esto "corrompe" a la gente. Añade que, de todas formas, la violencia "ha sido parte de las obras dramáticas desde que estas existen".

Cada capítulo confirma que la inmortalidad es peligrosa, como resume el sueco Joel Kinnaman (House of Cards): "Si perdiésemos la mortalidad, perderíamos nuestra humanidad", aunque reconoció que a él le sería "difícil decir que no a esa posibilidad".

Según Purefoy, un mundo así sería "una pesadilla", ya que al interpretar a un poderoso hombre de más de 300 años se dio cuenta de lo fácil que es manipular cuando se tiene tanta experiencia, y aseguró que "hay mucha gente mala" a la que no daría esa tecnología futurista.

"La tecnología está avanzando tan rápido que es muy difícil imaginar donde estaremos en 150 años", reflexiona Kinnaman, quien añade con aire pesimista que, a este ritmo, "en sólo 50 años" el mundo ya habrá cambiado significativamente.

Para transportar a las pantallas los escenarios imaginados por el escritor Richard K. Morgan, Netflix creó un estudio del tamaño de varios campos de fútbol, donde llegó a haber 400 extras a la vez interpretando a habitantes de la caótica y sombría ciudad de Bay City, donde se desarrolla la trama de esta ambiciosa producción.

"Nos sentíamos transportados a otro mundo", relata Kinnaman, que afirmó que durante los cerca de nueve meses de rodaje de Altered Carbon vivieron realmente algo "único".

Los paisajes donde grabaron no tenían nada que envidiar al estudio, según aseguró otra de las actrices protagonistas, Renée Elise Goldsberry (The good wife), quien señaló a los medios internacionales que se sintió fascinada al descubrir algunos lugares de Vancouver en las escenas en las que ella entrena a un grupo de guerreros en la naturaleza.

Para poder rodar las constantes batallas, el reparto declaró que debieron aprender diferentes tipos de artes marciales y seguir duros entrenamientos durante meses.

"Tenía que interpretar a alguien que está siempre preparado" comenta Kinnaman sobre su rol. Asegura además que para preparar su papel comenzó a observar a los leones y a otros felinos: "Ellos son tranquilos pero siempre están preparados para atacar y responder", observa el actor protagonista.

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