Míchel se despidió por carta de la afición del Sevilla alabando al club y el trato recibido. El madrileño se fue sin rencores y hablando de "sentimientos". 

"Hace poco más de un año vine a Sevilla con la ilusión de un niño. Ahora que me voy, veo toda esa ilusión multiplicada y convertida en sentimiento, ése que nos llevamos todos los que tenemos la oportunidad de trabajar en este club y vivir en esta maravillosa ciudad. Tras mi periodo como entrenador del Sevilla no tengo más que palabras de agradecimiento a los que me han contagiado este sentimiento de compromiso por este escudo", relata el ya ex entrenador del Sevilla, orgulloso de la experiencia. "Disfrutar de la pasión con la que vive esta afición, escuchar y sentir el himno del centenario y ser uno más de vosotros; no tiene precio. Somos un club grande y los que venimos de paso lo apreciamos, será imposible olvidarlo. Por eso estaremos aquí para siempre. Recibido el cariño y con el poso de amargura que dejan los resultados - los únicos jueces válidos- mi pena se mezcla con la alegría por la experiencia de haber compartido este tiempo con vosotros. Por todo esto y por todo lo que me llevo para siempre, muchas gracias. ¡Vamos mi Sevilla, vamos campeón!"

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