Lebrija lo tiene claro: sota, caballo y rey. El príncipe de la baraja, José Valencia Vargas, portador de los aires de Lebrija; el señor a caballo, José Mercé, que ha vendido ya más de 600.000 discos en su carrera y que cuando vuelve a los escenarios lo hace a sus orígenes más primigenios; y el rey de una saga, el bailaor Farruquito, por primera vez este año en la Caracolá Lebrijana. Les precede en el escenario la artista local, la joven cantaora Eva Ruiz.

Tres nombres flamencos que llenan un cartel menguado por la crisis económica, pero digno representante del arte gitano de la baja Andalucía. El festival de flamenco de Lebrija ofrece resistencia a los malos tiempos, con un cartel recortado con respecto a lujos presupuestarios de ediciones anteriores, en las que la Caracolá se multiplicó por dos y ofrecía dos noches de cante consecutivas a falta de una.

Se mantiene el programa cultural que antecede a la Caracolá Lebrijana, por el que han pasado esta semana otros artistas locales, conferenciantes y alumnos de la Escuela Municipal de Música y Danza, así como el cante aficionado del maestro Curro Vargas con la guitarra de Luis Carrasco. Y en la noche grande, la cantaora Eva Ruiz podrá desquitarse del sabotaje que sufrió el año pasado el sonido del festival flamenco, que no dejó que la voz de la cantaora se escuchara mínimamente.

Le seguirá el veterano José Mercé con la guitarra de Diego del Morao, que recordará a su padre igual que lo hace el pueblo de Lebrija, íntimamente relacionado no sólo con el toque del fallecido Moraíto Chico, sino con su persona y su permanente generosidad. Lebrija no rinde homenaje oficial al tocaor jerezano desaparecido, pero sí lo hace de forma callada esta noche, acordándose de todas las veces que Moraíto visitó la localidad y cameló a sus amigos gitanos de un programa de radio local.

José Valencia presenta en el escenario, junto con las guitarras de Juan Requena y Miguel Iglesias, su primer disco Sólo Flamenco, un rosario de cantes auténticos, de compás heredado y timbre gitano, que respeta el cante desde el más profundo convencimiento y sabiduría: las bulerías del pañolito, la malagueña Paloma mía o las cantiñas se dejarán oír en el escenario y sorprenderán entre otros cantes incluso a los más cabales.

Cerrará el espectáculo la actuación del bailaor Juan Manuel Fernández Montoya, Farruquito, con la guitarra de Román Vicenti y el cante de Rubio de Pruna y Ana María Lizárraga. Una recopilación de bailes recientemente presentada en el Lope de Vega que llegará a Lebrija adaptada a los escenarios estivales del festival flamenco.