Provincia

La Junta admite que hay puntos muy contaminados en el Corredor Verde

  • El consejero afirma que están "aislados" y que la recuperación tras el vertido sigue siendo "modélica"

La Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio ha confirmado que actuará en algunos puntos de las márgenes del río Guadiamar, en la zona norte del Corredor Verde, donde aún hay suelos extremamente ácidos, con un alto contenido en arsénico potencialmente tóxico para las plantas, como consecuencia del vertido tóxico de 1998. Así lo ha reconocido el consejero, José Fiscal, en una entrevista a Europa Press, en la que ha precisado que se trata de "lugares muy concretos" y "muy aislados", no es un problema "general", según el informe que maneja la administración.

Fiscal recuerda que se ha felicitado a los responsables de la recuperación de estos suelos porque ha sido "modélica y ejemplo en todo el mundo", si bien la descontaminación en la tierra, sobre todo en una superficie de tan grandes dimensiones, "no es fácil, o al menos no como el agua, que es fluida y puede depurarse en su totalidad". "Que en algún punto haya contaminación es posible, y vamos a actuar en esos puntos, pero según nuestros datos son cuestiones muy aisladas. No podemos decir que el Corredor Verde está contaminado, porque aquello es enorme".

Un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) establece que los elementos traza como arsénico, cobre, plomo, cadmio y cinc han sido progresivamente inmovilizados en la llanura aluvial, especialmente en el tramo Sur de la cuenca. No obstante, en algunas localizaciones de las márgenes, donde las labores de limpieza fueron menos efectivas por el difícil acceso de la maquinaria, persisten importantes "parches" de contaminación, especialmente en el tramo norte, desde la mina hasta aproximadamente el puente de Las Doblas, en Sanlúcar la Mayor. Para evitar esta situación en la cuenca del Guadiamar, los técnicos recomiendan la aplicación de nuevas medidas de limpieza y corrección del pH, así como un aumento de la cobertura vegetal.

En abril de 1998, la cuenca del río Guadiamar fue protagonista de uno de los peores desastres ambientales en Europa: la rotura de la balsa de decantación de la Mina de los Frailes provocó el vertido de seis hectómetros cúbicos de aguas ácidas y lodos contaminados a los ríos Agrio y Guadiamar, llegando casi al Parque Nacional de Doñana, donde la riada fue detenida mediante tres diques de contención. Tras la limpieza de emergencia de la zona se puso en marcha un ambicioso proyecto de restauración, el Corredor Verde del Guadiamar, que constituye uno de los únicos ejemplos reales de aplicación de técnicas de recuperación de suelos contaminados a gran escala.

Por otro lado, en cuanto al proyecto de reapertura de la mina, Fiscal aseguró que es la "obligación" de la Consejería, en éste y en cualquier otro proyecto industrial, "mirar con lupa" la vertiente ambiental. En este sentido, aseguró que "los ciudadanos tienen derecho a estar tranquilos cuando en su entorno más o menos próximo se implanta un proyecto de esta envergadura". "Entendemos que la minería del siglo XXI no es la del XIX ni la del XX: hay más controles, exigencias y conciencia", dijo, y apostilló que la tarea de su departamento es "controlar la parte ambiental hasta lo máximo, y que nadie tenga la más mínima duda de que se va a hacer".

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