Sevilla

Detenido otra vez el pirómano de Triana por quemar varios árboles y una moto

  • La Policía arresta al incendiario Abel D. C., identificado tras prender un alcorque ante las puertas del Palacio de San Telmo.

Los Bomberos llevan más de siete años apagando sus fuegos. Empezó prendiendo papeleras y contenedores de basura y en principio sólo lo hacía por Triana y Los Remedios, muy cerca de donde vive. Siempre le gustó quedarse a contemplar cómo los Bomberos apagaban el fuego que él había generado, algo que suele excitar a los pirómanos. Pronto amplió su radio de acción y pasó a quemar coches, motos, toldos de comercios, árboles... todo aquello que pudiera arder y cuyas llamas pudiera contemplar desde una distancia prudente, sin levantar las sospechas de los Bomberos y de la Policía.

Nunca utilizaba gasolina ni otros productos acelerantes, por lo que sus gestas llevaban su tiempo. Aquella fiebre incendiaria comenzó a principios del año 2006. Por entonces tenía 23 años. El 11 de enero de aquel año, a las 3:32 de la madrugada, quemó presuntamente tres contenedores en la calle Lorenzo Leal. Diez días después metió fuego a otros dos en Pagés del Corro y en Juan Díaz de Solís. A finales de mes quemó un coche en esta misma calle. Luego estuvo un tiempo inactivo, reapareció en otoño, volvió al letargo en invierno y reapareció con toda su fuerza flamígera en el verano de 2007.

Aquel año llegó a destrozar más de 50 contenedores de basura y 15 coches y motos. Rara era la noche que no ardía un vehículo, un contenedor o una papelera en Triana, sobre todo en el Tardón. Juan Díaz de Solís era su calle preferida, con muchos coches aparcados y muy cerca de su casa, en la calle Graham Bell, situada a la espalda de la Jefatura Superior de Policía, donde sus fuegos llamaban cada vez más la atención. La Policía puso en marcha un dispositivo que dio sus frutos a finales del verano de 2007. El pirómano, Abel D. C., fue detenido y los vecinos de Triana pudieron descansar por fin sin el temor a encontrarse el coche calcinado por la mañana. A los agentes que lo arrestaron les confesó los incendios que había cometido y también los que no, se atribuyó todos los fuegos que había cada noche en Sevilla.

Durante seis años se le perdió la pista. Hasta la madrugada del miércoles 17 de julio, cuando quemó dos árboles y una moto. A las 3:15 incendió una pequeña zona de arbustos en la confluencia de las avenida de Portugal y de la Borbolla. Allí ya varios testigos lo vieron y aportaron una descripción a la Policía Nacional. Hora y media después prendió fuego a un alcorque y un árbol en la puerta del Palacio de San Telmo, sin reparar en que podía ser identificado por el personal de seguridad de guardia en la sede de la Presidencia de la Junta. Tras quedarse un rato embelesado con el trabajo de los Bomberos, inició el regreso a casa. Cruzó el puente de San Telmo y en la Plaza de Cuba vio aparcada una motocicleta Vespa. No pudo contenerse. A las 5:15, mientras contemplaba cómo ardía el vehículo, fue detenido de nuevo por la Policía Nacional.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios