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Historia

Los Estudiantes: Medio siglo en la antigua tabacalera

  • La hermandad cambió des ede en 1966 por afán de preservar los vínculos con la Hispalense.

EN 2016 se cumplen 50 años de la llegada de los Estudiantes al Rectorado de la Universidad de Sevilla. Un episodio que permitió a la cofradía del Martes Santo restablecer los debilitados lazos de unión con la institución académica. La nueva ubicación de la fábrica tabacalera en Los Remedios propició que la Hispalense llevara sus instalaciones a la calle San Fernando. Hasta entonces, y tras la expulsión de los jesuitas en el siglo XVIII, el centro neurálgico del conocimiento estuvo en la casa profesa de la calle Laraña, que incluía al templo de la Anunciación sede fundacional de la hermandad.

La estrecha relación entre ambas instituciones adquirió sentido con la decisión de la Universidad de cambiar de emplazamiento. La cofradía acordó en cabildo el 7 de febrero de 1950 trasladarse también a la Real Fábrica de Tabacos, que aún acogía en la capilla anexa a la hermandad de las Cigarreras. Sin embargo, lo que pareció un mero trámite se convirtió en una larga espera de más de 15 años hasta que el Cristo de la Buena Muerte y la Virgen de la Angustia llegaron a su nueva sede.

"Fue una decisión arriesgada y valiente. La hermandad no sabía a donde iba ya que aquello era el extrarradio, no existía Los Remedios y más allá del Prado de San Sebastián sólo estaban las casas construidas para el 29", explica Antonio Gutiérrez de la Peña, hermano mayor entre 2000 y 2008 y conocedor en profundidad de la historia de la cofradía. "La decisión de seguir a la Universidad fue unánime y se tomó porque era la entidad para la que se había creado la hermandad". La incertidumbre marcó los siguientes años. El traslado dependió de la marcha de las Cigarreras a Los Remedios, que no se produjo hasta el Jueves Santo de 1965. "La capilla tenía una nave principal y una segunda al sur que servía de almacén. Las reducidas dimensiones del templo hacían casi inviable que ambas cofradías coincidieran bajo el mismo techo".

Aunque los Estudiantes se llegó a interesar por la antigua cárcel de la factoría, las opciones se centraron en la que hoy es su residencia canónica. Pero como cuenta Gutiérrez de la Peña, la corporación de ruán llegó con la idea de una nueva iglesia acorde a la magnitud acostumbrada. "La idea no prosperó, ya que Patrimonio vio inviable construir un templo de gran tamaño en la esquina porque enturbiaba la zona". La propuesta de Antonio Delgado Roig y Alberto Balbontín proponía levantar una capilla que se extendía hasta el foso, con una entrada desde la calle y rematada por una nueva cúpula de mayor altura. "Algunos ven en el proyecto el que luego sirvió para levantar el templo del Gran Poder". El dictamen de los expertos y la cuestión económica fueron determinantes para que los hermanos optaran por una obra menos ambiciosa y acorde con el entorno. "Sólo se levantó una tercera nave, la que da a la calle San Fernando".

Los trabajos coincidieron con dos fechas destacadas. En 1954 el Cristo de la Buena Muerte presidió en Derecho la inauguración de la nueva Universidad. Una visita que se repitió en 1965 con motivo de las misiones. Aquel año previo al traslado definitivo, la talla de Juan de Mesa se ubicó en la caseta del Círculo de Labradores en el Prado y, dada la cercanía, se celebraron varios actos en Ciencias. "A raíz de la última estancia, el Rectorado pidió acelerar el proceso y ese mismo año se hizo un primer intento aprovechando la partida de las Cigarreras". Pero la construcción de la puerta trasera para facilitar el acceso de los pasos retrasó un año más el ansiado momento.

La llegada a la remozada capilla se materializó en la tarde del 26 de noviembre de 1966. El traslado se vivió con expectación tras una misa preparatoria en la Anunciación. "Las crónicas aseguran que las calles estaban abarrotadas. Fue un acto sencillo con los titulares en andas y los hermanos con cera. A llegar al Rectorado nos recibió el claustro universitario", recuerda Gutiérrez. "Cambiar de sede fue un pequeño trauma, aunque más lo fue encontrarse con una nueva Universidad. En 16 años apenas tienen contacto y la hermandad se encuentra con que las cosas no son como antes. Hay incluso cabildos de oficiales en los que se tantea un posible regreso a la Anunciación", apunta el ex hermano mayor. Una situación que la corporación remontó con el tiempo gracias a la promoción del pregón universitario, las becas y los ciclos culturales. "La nueva capilla sirvió para reencontrase con el mundo académico, nuestra razón de ser".

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