Mallorca | betis · la crónica

Absurdo y bético (3-3)

  • Efectividad Iba todo muy frío por ambas partes cuando surgieron dos chispazos seguidos en ataque del Betis para encarrilar la tarde Espanto Tras encontrarse con otro gol más a favor y aparentar tener resuelto el pleito, el Betis se tiraba al callejón en diez minutos ridículos en los que concedió tres tantos

Con todo a favor, ganando por 0-3, el Betis se acordaba de su historia, se revestía de ridiculez y se dejaba en las cunetas de la Liga dos puntos que hubiesen valido oro puro. Mark González, Mehmet Aurelio y Arzu habían solucionado la tarde en poco más de una hora o, al menos, así parecía, pero en diez minutos surrealistas tiraba el equipo de Chaparro el partido a la basura. Dos goles de Castro y uno de Webo dejaron el que parecía triunfo indiscutible en un triste empate que sí le sabe a victoria al Mallorca, ese equipo que sigue caminando de la mano del Betis por las alcantarillas de la tabla clasificatoria.

Se trataba de ganar o ganar, que la vida es muy dura y la Liga también. Se trataba de decirle al compañero en un vagón de la tabla lo de quítate tú que me pongo yo, o al revés. Lo cierto es que el Betis y el Mallorca se juegan lo mismo, respirar un poco, no definitivamente, pero sí un poco. Y a la hora de autos, el Betis comparece con Ricardo en la portería, línea defensiva formada por Damià, Juanito, Melli y Fernando Vega, doble pivote para Arzu y Mehmet Aurelio, interlineado mediante Sergio García, Emana y Mark González para que sea Ricardo Oliveira el referente más adelantado.

Se la juegan ambos y el Ono Estadi rezuma más calor que nunca. Se trata de cooperar a que el equipo de la tierra se salve y eso hace el milagro de que el recinto bermellón no sea el congelador habitual. Pero tampoco es para asustarse, tampoco es una caldera en ebullición un estadio que tiene los aditamentos -pistas de atletismo circundándolo- adecuados para que la presión no llegue al terreno de juego.

Y el partido se desarrolla con frialdad, como si en vez de estar en juego lo que está para ambos fuese aquello un bolo sin interés alguno. No había tensión, tampoco prisas, parecía un calco a lo de aquella noche de enero en la Copa del Rey y, claro, puede pasar cualquier cosa. Ricardo ha rechazado un misil de Arango no más comenzar el pleito, pero todo se traduce en un ir y venir sin consistencia, sin entidad, sin que se supiese a qué jugaba cada uno.

Desde luego que en esos momentos se veía que sólo por un error de alguno podía llegar el brillo, pues de brillo andaban cortitos ambos. Y ese error llegaba clamoroso en el minuto 26 cuando David Navarro cede a su portero, llega antes Emana y, tras ser derribado por Aouate, el balón le llega a Mark González que fusila a puerta diáfana. Pero es que dos minutos después deja Emana solo a Mehmet para que éste anote con calidad. Pocas veces tanta rentabilidad con tan poca inversión, pero…

Un tiro de Aduriz al poste dos minutos después puede meter al Mallorca en el partido, pero el que se ha metido de pleno es el Betis. Emana trae desquiciados a Cleber Santana y a Martí por terrenos que le llaman de la media punta, en tres cuartos del enemigo o así.

Y se llega al descanso tras un cañonazo raso de Varela que roza un poste y justo cuando acaba de lamentar Oliveira que el derechazo con que culmina su formidable jugada no encuentre puerta.

Aquello ya no tenía color, el Betis controla de cabo a rabo la partida, un testarazo de Mark González roza el larguero y Oliveira, de nuevo, desperdicia una ocasión buena de gol poco después de que Manzano metiese en escena a dos futbolistas que van a tener especial protagonismo en el tramo loco del pleito. Luego, para que nadie se intranquilice y vea fantasmas o que el crono corre poco, Arzu hace el tercero.

Todo parece consumado, pero fútbol es fútbol y hasta el tañido último todo es partido. Tras el gol de Arzu, Castro hace un gol que ni siquiera es celebrado, ¿quién va a imaginar que el Betis corre peligro alguno en esta agradable tarde isleña? Pero al zurdazo de Castro sucederá dos minutos después un fusilamiento de Webo al aprovechar un desajuste defensivo que ahora sí que se celebra, ¿cómo no va a celebrarse? Este gol mete de lleno al Mallorca en el partido, Chaparro se desgañita, Damià es desbordado continuamente por Jurado, ve una tarjeta, se ve venir lo peor, pero el Betis, Chaparro tampoco, no logra parar esa especie de vendaval en que se ha convertido el Mallorca.

Y llega el empate en otro gol de Castro y hasta se ve venir lo peor. Parece que lo peor está por venir, pero es lo que ha ocurrido es malo, muy malo, para un equipo que está donde está. En otras circunstancias pudiera calificarse esto de accidente en el Mediterráneo, pero ojalá el accidente no derive a naufragio. Una derrota así deja secuelas por la forma en que se produjo, sobre todo por esa forma de dilapidar un capital que, eso sí, se había conseguido con tanta facilidad. Todo resultó esperpéntico y como al más puro estilo del Betis de todos los tiempos. Absurdo y bético, para qué extenderse en más explicaciones, ¿para qué?

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