fútbol | fase de ascenso a segunda división b

Blanco y azul, tintes para colorear la ilusión

  • Écija se vuelca con su equipo en la fiesta del ascenso a Segunda B. "Lo merecíamos", siente el vestuario.

La plantilla del Écija, asomada a uno de los balcones del Palacio de Benamejí, donde esperaban cientos de aficionados.

La plantilla del Écija, asomada a uno de los balcones del Palacio de Benamejí, donde esperaban cientos de aficionados. / emilio j. jiménez

El reloj marcaba las 22:49 del sábado cuando Pepín, defensa del Olímpic de Xátiva, cogió la pelota. Su equipo había fallado un lanzamiento en la tanda ya y no podía permitirse errar de nuevo. Bajo los palos, Fermín. Y junto a él, aunque de forma metafórica, los más de 150 espectadores que se recorrieron los más de 550 kilómetros que separan Écija y Játiva por carretera: el penalti no podía entrar.

Cogió carrerilla el zaguero de Mogente mientras que los estómagos de los aficionados azulinos congregados en La Murta comenzaban a encogerse con cada paso hacia atrás que daba: si el lanzamiento no entraba, el Écija volvería a la Segunda División B tres años después de caer a la Tercera División. Lanzó con su diestra y la pelota se fue muy alta, por encima de la portería. La respiración se aceleró en los presentes, que sintieron como una mezcla extraña pero bella de unir las lágrimas con la felicidad.

Fermín corrió para celebrarlo con los suyos. Lo siguieron todos los jugadores. Y la afición allí presente, como no podía ser de otra forma, asaltó el césped para fundirse con el equipo en el centro del campo para celebrarlo.

Los actos institucionales dieron paso a una fiesta en San Pablo, donde la afición se volcó

Las lágrimas inundaban aquello y los sentimientos estaban a flor de piel. "Me acuerdo de mi familia, de mi hijo que cumplía hoy seis años y esto se lo tenía que dedicar. Tenía que dejar al Écija en Segunda División B antes de retirarme, nunca en Tercera. Tenía claro que a quienes luchan día a día, el fútbol se lo tiene que recompensar", reconoció muy emocionado Alejo, capitán del equipo astigitano.

La fecha del encuentro de vuelta parecía elegida a propósito y marcaba una guía de la que nadie se podía salir. El sábado se cumplían 25 años desde que el Écija logró su primer ascenso a la Segunda División B. El equipo no podía fallar en esta efemérides, pese a que las cosas se pusieron cuesta arriba tras el tempranero gol de Marc Cosme y pudieron ponerse más feas si Jandro hubiera convertido el penalti del que dispuso pasados los 20 minutos de juego.

Por ello era comprensible la emoción. Lograr la hazaña no está al alcance de muchos equipos y, como todo hecho épico, existen héroes que quedan enmarcados. Uno de los que quedarán en el recuerdo por este ascenso es Ezequiel Lamarca, autor del tanto que obligaba al encuentro a ir a la prórroga. "Ha costado mucho", dijo el goleador. "Ha sido un año esperando para esto y es para estar muy contentos", aseveró.

"Enhorabuena a nuestro club, ¡qué forma de sufrir! Pero lo hemos hecho sin renunciar a nuestro estilo y como somos nosotros. Hemos merecido ganar y estamos en Segunda División B", resaltó David García Ostos, alcalde de la ciudad, que también formó parte de la expedición que viajó hasta Játiva para disfrutar del espectáculo balompédico.

Del césped, la fiesta se trasladó al vestuario, y del estadio de La Murta, al autobús para afrontar un larguísimo viaje que tenía una grandiosa recompensa: ver a una ciudad volcada con su equipo. Tras una comida de hermandad entre todos los componentes de la plantilla, el conjunto astigitano fue recibido por los miembros del Ayuntamiento en el Palacio de Benamejí, con una posterior fiesta en un San Pablo hasta la bandera en la que el blanco y el azul fueron los colores predominantes de la noche. Un broche de oro para una temporada para el recuerdo.

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