El Cajasol se fue del terreno de juego por tercera vez en la temporada con la sensación de que las diferencias entre él y el mejor -vigente campeón de liga- son mínimas. Con un mínimo de justicia, el partido era sevillano. Quiso el sorteo conceder algo de ventaja a los pucelanos con el factor campo, pero los jugadores de Juan Arenas se plantaron en el Pepe Rojo con el sello de campeones que han exhibido en casi todas las jornadas ligueras.

Y de hecho se adelantaron con un ensayo de Hattori antes de cumplirse el cuarto de hora y con un golpe de Gibson antes de la media hora. Justo antes del descanso hizo marca Garmendia y transformó Turrión para dejar el marcador 7-8. Hubo que esperar al minuto 54 para que Turrión pasara entre los tres palos un golpe que daba ventaja a los pucelanos para que cuatro minutos más tarde el neozelandés Gibson pusiera el 10-11 a 20 minutos del final.

En el 66, Browner anotó el segundo ensayo local, que a la postre les llevaría directamente a su cuarta final de Copa del Rey consecutiva. Los científicos rememoraron partidos épicos y gloriosos en el enmudecido campo Pepe Rojo ante la calidad de juego andaluz y ante el empuje de equipo hispalense que desde el saque de centro inicial buscó la victoria. El conjunto vallisoletano tuvo que forzar la máquina con un aliento de la grada en un gran partido que enfrentaba al campeón y subcampeón liguero.

El otro finalista será el Pozuelo Boadilla CRC, que remontó en los minutos finales ante el Getxo Artea para acabar ganando por un ajustadísimo 10-12.