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Cavendish repite hazaña al sprint

  • El ciclista británico, de 22 años, se impone por segunda vez en esta edición del Tour y muestra por qué es más que una promesa de futuro · Kirchen mantiene el maillot amarillo, que deberá defender desde hoy con la llegada de los Pirineos

El británico Mark Cavendish (Columbia), el esprínter del futuro de brillante presente, impuso la fuerza de la juventud para apuntarse hoy la octava etapa del Tour disputada bajo la lluvia entre Figeac y Toulouse, de 172 kilómetros, en la cita previa de los Pirineos que no alteró la general con Kim Kirchen al frente.

La segunda exhibición de Cavendish, que ya triunfó en la quinta etapa con final en Chateauroux, le sirve para igualar el número de victorias conseguidas en el Giro de Italia. El futuro dentro de la especie de los esprínters ganó el pulso con claridad con un tiempo de 4h.02:54, a una media de 43,6 km/hora.

El corredor de la isla de Man, con dos oros en Mundiales de pista en sus vitrinas, alzó los brazos por delante de su compañero del Columbia Gerald Ciolek, otro hombre bala en las filas del Columbia. La tercera plaza fue para el francés Jimmy Casper y la cuarta para Óscar Freire, de nuevo en la pomada pero aún sin mojar.

Un trayecto bajo la lluvia, exigente para el esfuerzo, cubierto a ritmo Tour, es decir, sin concesiones, en la víspera de la primera etapa pirenaica, presente en la mente de los favoritos para la general, que no sufrió ningún tipo de cambio tras esta etapa.

Kim Kirchen, actual maillot amarillo, entrará en la cordillera pirenaica con el australiano Cadel Evans y el alemán Stefan Schumacher acompañándole en el podio provisional a 6 y 16 segundos respectivamente.

El ruso Denis Menchov es quinto a 1:03 minutos, Alejandro Valverde sexto a 1:12 y Óscar Pereiro noveno a 1:21.

En esta etapa lluviosa, plomiza y desapacible que nació en Figeac entre los rescoldos del positivo de Manuel Beltrán, tema de conversación principal en la gran caravana del Tour antes de tomar la salida, un español, Amets Txurruka (Euskaltel), el supercombativo de 2007, tuvo la osadía de adherirse a los franceses en la escapada de rigor. Rompió el orden Laurent Lefèvre (Bouygues) en el kilómetro 34, y después de una persecución, se unieron al viaje su compañero de equipo Jérôme Pineau, Christophe Riblon (Ag2r) y el corredor vasco.

Cuatro insignificantes tachuelas pusieron al cuarteto en la única zona de llano del recorrido, a 50 kilómetros de meta, con más de 4 minutos de renta, pero sus ilusiones se diluyeron como azucarillos entre los charcos que inundaban la ruta hacia Toulouse, la ciudad rosa, ya que el pelotón los mantuvo maduros a un puñado de segundos.

Con 13 kilómetros para el final del viaje, Txurruka y Pineau trataron de quemar las naves, se sublevaron contra el orden establecido y arrancaron en busca de la gloria. Sin embargo, ésta resultó esquiva y la cruda realidad se presentó a poco más de tres kilómetros de la llegada en forma de huracán con los colores del Columbia y del Quick Step, algo que impidió al ciclista vasco lograr el significado de su nombre, Amets, que se traduce como sueño en euskera.

El Tour reparte las etapas al mejor postor, al más fuerte, y en este apartado apareció el considerado el auténtico heredero del australiano McEwen, según el comentó noruego Hushovd, que también sabe mucho en materia de sprint.

No fue otro que Cavendish, que aguantó el ataque lejano sus rivales en una llegada desordenada en la que soltó el latigazo a 150 metros de la raya para demostrar que es el número uno entre los velocistas. Firmó la novena etapa de lo que va de temporada. Y sólo con 22 años. Todo un auténtico portento de la naturaleza.

El Tour entra ahora en los Pirineos con la disputa de la novena etapa entre Toulouse y Bagneres de Bigorre, de 224 kilómetros, con siete puertos, dos de ellos de primera categoría, el Col del Peysesourde y el Aspin, con la cima a 26 kilómetros de la meta.

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