Celta-betis

El Celta sí que es el modelo

  • El Betis afronta en Vigo una cita tranquila ante un equipo que fue creciendo hasta llegar al segundo escalón. Merino podría acompañar a Rubén Castro con un mediapunta.

Menos mal que el albero aún no se había enseñoreado de sus zapatos ni la manzanilla hecho estragos en el más madrugador del martes en el real, porque decir en plena Feria que el objetivo del Betis es hacer lo que está haciendo el Atlético suena, cuando menos, a barrabasada, entre otras cosas porque sólo fue así en la temporada 34-35 y comparar los logros históricos de ambas entidades, su potencial (no todo se reduce a la masa social) y, sobre todo, el estatus de hoy es para echarse las manos a la cabeza. Está bien que el presidente del Betis sea ambicioso y que eluda, para no meter la pata como ya hizo una vez, compararse con el Sevilla, pero hacerlo con la entidad colchonera hogaño son ganas de que el efecto boomerang de sus palabras pueda ser devastador. Tenía a mano, además, el ejemplo del rival de su equipo esta noche, el Celta, que, desde una situación similar, ha ido creciendo gracias a hombres de fútbol, a su fe en lo deportivo, nada que ver con la palabra proyecto, la mercadotecnia, las soluciones imaginativas y toda esa serie de tonterías al uso que hoy nos adornan. ¿De qué sirve todo eso si luego un patán se gasta una paletada de millones de euros en tres o cuatro futbolistas de vuelta? Gracias a Dios, el fútbol siempre será para los hombres de fútbol, pese a alguna invasión como ésta propiciada por los juzgados en el Betis, y vender camisetas no le ha servido para ser el mejor ni a Florentino.

Sí hay ejemplos de hacer las cosas bien, como el propio eterno rival, el Villarreal o este Celta, en la quinta plaza, al que hoy visita el Betis, decimotercero a 15 puntos.

Éstos sí son espejos en los que mirarse el Betis, porque no por fijarse del primero va a ser segundo ni por compararse con el quinto va a dejar de ser cuarto. La realidad, claro que para ser realista en este mundo hay que haberlo mamado, debe ser el punto de partida siempre. Y si en él nos situamos, podemos ver que hoy el Betis y el Celta no están tan lejos en lo deportivo. Sólo con que el zote de Maciá hubiese acertado en cuatro peloteros podrían estar incluso a la par.

Por ejemplo: el cacareado Celta de Eduardo Berizzo, un equipo más bonito que bueno, es el más goleado de la Liga si se exceptúan a los seis últimos de la tabla. Tiene más goles en contra (52) que a favor (45), dato impropio de un quinto clasificado. Y no sólo Madrid y Barça lo han descosido con goleadas de otra época; Rayo, Levante y Las Palmas, sin ir más lejos, le han metido tres goles...

Por ahí puede enfocar hoy Juan Merino su batalla, por alinear a un equipo que, sin presión, vaya de verdad a presionar a un rival que vive, fundamentalmente, de la velocidad de su ataque pero que tiene una defensa cogida con alfileres, máxime sin Hugo Mallo y con Cabral con pinta de no querer renovar. Sus porteros, por lo demás, tanto Rubén como Sergio, son muy inferiores a Adán; y la pareja N'Diaye-Dani Ceballos sólo tienen que envidiar el hábitat y el caldo de cultivo actual a cualquier centrocampista que pueda hoy alinear Berizzo.

Son las bazas a aprovechar por el Betis ante un conjunto que pelea por un objetivo superior y que es mejor en conjunto, con un ataque mortífero frente a otro que se reduce a Rubén Castro.

Y ésa es la pieza que le falta hoy a Merino, el acompañante del canario. Con sólo Van Wolfswinkel en la lista, podría decidirse por un mediapunta. Si no deshace su pareja en el medio, es decir, adelantar a Dani Ceballos y dar entrada a Petros, se le abren varias puertas: Portillo, Musonda y Joaquín, quien con menos recorrido podría aprovechar su visión de juego para el pase, su disparo y hasta su remate de cabeza en alguna llegada. La situación es propicia y el linense, sin dejar de competir, debe buscar soluciones al mal trabajo de Maciá y ganar crédito.

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