Liga adelante

Emana gusta y se gusta (5-0)

  • El camerunés se inventa las jugadas de los cuatro primeros goles, el tercero, obra de él, para enmarcarlo. La temprana expulsión de Cygan facilitó la goleada ante un rival muy incómodo.

Emana no va a cambiar jamás. Un futbolista puede modificar hábitos, variar alguna conducta aislada, pero jamás su forma de ser. Y la forma de jugar de Emana es fiel reflejo, precisamente, de su persona. El camerunés, amén de su descomunal potencia, es el adorno, el bordado, y por ahí cabe definirlo. Cuando acierta con sus delicados pespuntes, el fútbol se hace bello y gusta. Cuando yerra, deriva en fruslería. Ayer, sencillamente, gustó y se gustó. Ganó el partido. Un partido que no iba a ser fácil lo volcó y lo condujo a una goleada para regocijo del Betis y de su gente.

Si el domingo anterior, el equipo dejó el objetivo prácticamente a expensas de ponerle fecha, ayer empezó a acortar ese plazo pese a que su fútbol dejase alguna que otra duda entre tanto gol.

Pero fue el día de Emana. El camerunés desplegó el repertorio con su acción menos brillante pero, sin embargo, más decisiva. Un balón que dejó pasar entre sus piernas y malgastó Rubén Castro derivó un saque de esquina y en un empalme del camerunés que Cygan interceptó con las manos. El penalti y la excesiva expulsión del central francés sirvieron para allanar los caminos verdiblancos ante un Cartagena que, aun sin llegar con claridad, le había quitado el balón a un equipo atosigado por el dúo Mariano-Julien, con la ayuda de Riga, y por el calor heliopolitano.

No carburaba el Betis y hasta con un futbolista más y el marcador de cara se mostró torpe en la circulación del balón. Apenas Salva Sevilla, en dos o tres contraataques, fue capaz de hallar algún resquicio a espaldas de Pablo Ruiz y de un Mariano que enseñó obligadamente sus carencias en el eje de la zaga.

A la media hora, al Betis le sobraba ya un centrocampista. Estaba de más Iriney con su tarjeta amarilla, faltaban en el césped Juanma o Ezequiel para abrir el campo, con el tiralíneas de Salva Sevilla centrado y no escorado a la derecha. Pero Mel fue excesivamente paciente y la maniobra que quizá pensase no le fue posible tras el descanso porque el virgitano llegó al vestuario lesionado.

En ésas, el técnico necesitó dos cambios para en puridad hacer sólo uno. Porque Cala, sabedor del afán compensatorio de los malos árbitros, le buscaba las cosquillas a todo amonestado rival, entre ellos Iriney, hasta el punto de que a los dos minutos Mel ya saltó como un resorte para acelerar el calentamiento de Cañas.

Pero con Emana todo es más sencillo. Y los calores debieron disparar los biorritmos del africano. Pergeñándose el relevo del amazonense, se deshizo de Mariano con un arabesco y le regaló el balón a Rubén Castro para un 2-0 ya decisivo ante un rival con uno menos que no pudo sino asistir impotente a la exhibición del africano, empeñado en deparar alguna emoción más a una grada entregada a él y a su fútbol.

El sombrero que se antoja vano en campo propio y hasta ridículo cuando encima no es efectivo, lo convirtió Emana, cerca del área cartagenera, en el primer acto de un golazo al que colaboró la inocua estirada de Casilla. Pero es que ir viendo cómo se acomodó el camerunés tras el regate y se perfiló para armar la zurda, dejando botar el balón y empalmándolo, es ir sintiendo a la par la justicia que el gol va a otorgarle a tanta coordinación, a dibujo tan preciso como excelente.

Y con el público frotándose las manos y Víctor haciendo el imbécil al convertir su sustitución en expulsión, Emana se desató aún más. Esta vez en el centro del campo, usó otro recurso denostado cuando inútil, el tacón, para ir enjaretando la jugada del 4-0, abrochado por Jorge Molina tras exquisito pase raso al primer palo de Isidoro.

Tanto se gustó el camerunés que se marchó a la ducha dejando imbuidos a sus compañeros. Rubén Castro agradeció en la persona de Jorge Molina el regalo que a él le hizo Emana, e igual de artista usó la suela de su bota para habilitar al alcoyano en su búsqueda del triplete.

Todo fue rodado, pero siempre existió la sensación de que Emana alteró el guión de un partido que no era de goleada y, quién sabe, si de victoria. Una victoria que consolida el liderato en la antesala de una visita incómoda al Miniestadi y, seguramente, sin el camerunés, a quien el árbitro, protagonista de la cara sucia del partido, amonestó por darle al balón. Sólo por eso.

Ficha técnica:

5 - Real Betis: Casto; Isidoro, Dorado, Roversio, Nacho; Iriney (Cañas, m.54), Beñat; Rubén Castro, Emaná, Salva Sevilla (Ezequiel, m.46) y Jorge Molina.

0 - Cartagena: Kiko Casilla; Cala (Schmoller, m.77), Pablo Ruiz, Cygan, Clavero; Mariano Sánchez, Julien, Lafuente (Maldonado, m.62), Toni Moral (Longás, m.86); Víctor y Riga.

Goles: 1-0: m.19, Jorge Molina, de penalti. 2-0: m.51, Rubén Castro. 3-0: m.71, Emaná. 4-0: m.79, Jorge Molina. 5-0: m.82, Jorge Molina.

Árbitro: Gorka Sagües (C.Vasco). Expulsó a Cygan, a los 19 minutos, por golpear el balón con una mano dentro del área, al técnico Juan Ignacio Martínez (m.32), al parecer por hacerle observaciones, y a Víctor (m.72), por el mismo motivo. Amonestó a Iriney (m.9), Emaná (m.14), Pablo Ruiz (m.18), Jorge Molina (m.21), Beñat (m.64) y Ezequiel (m.83).

Incidencias: Partido disputado en el estadio Benito Villamarín, ante unos 38.000 espectadores.

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