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Faltó el tino, tan simple como eso

  • El equipo de Marcelino evidenció que con más piezas en el centro del campo tiene más la pelota, combina más y le llegan menos · Su buen juego quedó en nada al fallar goles claros y pagar el único error atrás.

El de ayer es de esos partidos en los que se justifica el simplismo de los derrotados: "Fallamos goles clarísimos y ellos metieron la que tuvieron". Y no hay más. No busquen errores tácticos o una inferioridad del Sevilla en los conceptos colectivos, no. El Levante se limitó a defender -no lo hizo tan bien cuando el rival marró hasta tres goles claros- y a estar atento a cualquier fallo que le concediera el Sevilla. Simple, pero efectivo. Esa actitud no para de darle puntos en esta inopinada temporada. Tiene su mérito, claro que lo tiene: de hecho, cuando Nano aprovechó la indecisión entre Javi Varas y Negredo, el Levante se creció. Ya tenía el partido donde quería.

Defensa

Fazio, aunque partiera con alguna que otra duda por la capacidad de Kone para maniobrar a la espalda de los centrales, acabó dueño de su zona. Sus virtudes se van asentando y el colectivo lo agradece: los balones colgados desde atrás son suyos, y, además, los resuelve con su frialdad y calidad, rara vez se quita la pelota de encima. Y así es más fácil salir de atrás. Spahic también se ha dado cuenta ya de que no debe arriesgar atrás. Y menos en las condiciones en que se encontraba el terreno de juego del Ciudad de Valencia, sembrado de hoyitos que provocaban caprichosos botes.

Un error de marcaje en el segundo palo originó la jugada del gol. Un futbolista del Levante prolongó el balón al corazón del área pequeña, y el tuya-mía entre Negredo y Javi Varas, que dudó al pensar que podía ser cesión de su compañero, abrió la puerta a ese equipo de viejos zorros que son los granotas. Nano metió la pierna y al Sevilla se le hizo muy de noche.

Ataque

La continuidad en el juego que tanto viene pidiendo Marcelino en sus ruedas de prensa va apareciendo poco a poco. El 4-1-4-1 lo facilita. El triángulo Medel-Trochowski-Rakitic se hizo con la pelota. También ayudó que el Levante se replegó y esperó su oportunidad en un pelotazo a Kone, una irrupción de Juanlu por la izquierda o un zambombazo de Barkero desde la media distancia. En la primera parte, el Sevilla tejió fútbol con paciencia y criterio, con Manu del Moral profundizando por la izquierda y sirviendo centros envenenados muy atrás, esperando que algún jugador los cazara desde la segunda línea. Rakitic, si tiene apoyos, se asocia y suelta algún pase que enciende el fuego en la defensa contraria, como el que dio a Manu que malogró Navas en la primera mitad.

Tras el descanso, el Sevilla siguió erre que erre, acarreando balones hasta el área de Munúa. Pero si Trochowski falla lo que falla, es imposible acercar la victoria.

Con el 1-0, Marcelino actuó con rapidez y sorprendió al trocar a Coke por Kanoute y dejar una defensa de tres. Como el Levante no se había agazapado en la primera mitad, aún conservaba energías en su depósito. Y las rebañó para acentuar su presión. Con el resultado a favor apretó más, fue más agresivo. Y mientras, al Sevilla le entraron las prisas. De nada le sirvió meter a Campaña por Trochowski y Armenteros por Rakitic. Aun así, también resulta inexplicable el gol que falla Spahic en los últimos minutos.

Virtudes

Va ganando en control del juego, en toque, en mando. Y en seguridad atrás.

Talón de aquiles

Esa falta de tino le pasó una factura carísima.

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