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Jiménez 'sufrió' a Chaparro

  • El trianero entrenó al de Arahal como ayudante de Jock Wallace en verano del 86

El efusivo saludo que ambos se profesaron el pasado 3 de diciembre en la Universidad Pablo de Olavide sorprendió a muchos. Manolo Jiménez y Paco Chaparro, sonrientes ambos, abanderaron aquel día la jornada del curso de entrenadores que anualmente promueve la Federación Andaluza y la complicidad fue máxima.

Podría pensarse que el de Arahal felicitaba al trianero, quien apenas llevaba horas como máximo responsable del primer equipo del Betis tras la destitución de Héctor Cúper el día anterior al perder frente al Atlético. Pero había algo más: ambos habían compartido algunas vivencias en el Sevilla años atrás y muy concretamente en la temporada 86-87.

Jiménez, que llegó al Sevilla con 17 años, tenía entonces 22; Paco Chaparro, que compaginaba su faceta de entrenador con la de profesor de Educación Física en el colegio San Francisco de Paula, le doblaba la edad. No coincidieron como entrenador y jugador en los escalafones inferiores, aunque se veían en la carretera de Utrera casi todos los días, pero sí estrecharon su relación en aquella campaña, en la que el más veterano, con 44 años, fue técnico ayudante del escocés Jock Wallace, que entrenó al Sevilla esa temporada completa tras finalizar la fértil etapa al frente del banquillo de Manolo Cardo, quien había dado la alternativa, entre otros, a Jiménez.

La pretemporada la realizó el primer equipo nervionense en Gran Bretaña, dado que Wallace era escocés, y por aquellos verdes prados era frecuente ver a Chaparro corriendo junto a otro canterano, Jesús Choya, quien se recuperaba aquel verano del 86 de una lesión. "Paco corría más que todos nosotros; es hoy y está todavía más en forma que alguno", recuerda Moisés, otros de los futbolistas de aquella hornada a la que Wallace dio continuidad e incluso adornó con la explosión de Ramón, que la campaña anterior había militado como cedido en el Recreativo de Huelva. "Wallace se trajo luego para la preparación física a Bob Chipres, un americano que había estado en el Vietnam y que daba clases de inglés en la calle Cuna (se decía también que trabajaba para la CIA)", añade Moisés, sevillano de la Huerta de Santa Teresa y afincado desde hace 14 años en Mérida.

"Prefiero no hablar de aquella época. Tuve a Paco como segundo entrenador en el primer equipo, pero sólo voy a decir que es amigo mío", comentó ayer Manolo Jiménez, quizá por evitar que cualquier palabra suya en este sentido pudiese ser malinterpretada.

Chaparro quizá hubiese preferido que no se refrescase su pasado sevillista en vísperas de un derbi. "Pero qué se le va a hacer, aunque soy bético estuve siete años en los escalafones inferiores del Sevilla. Aquella pretemporada llevaba al juvenil, congenié bien con Wallace y fui a Gran Bretaña con el equipo; él se apoyó en mí y en Óscar Tosato. Luego estuve hasta el Colombino y seguí con mi equipo. ¿Jiménez? Era todo garra, pundonor y fuerza. Un buen lateral izquierdo del que guardo un grato recuerdo", apunta el profe.

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