El gran reto de Eduardo Berizzo también es el gran reto de Óscar Arias. Incluso es una aventura mayor: la de hacer olvidar al milagroso Monchi, que se fue a Roma huyendo de su propio pulso pasional, en busca de una zona de confort acorde a su valía. El director deportivo onubense tardó en arrancar el motor de la planificación. La bujía se humedeció por la tardanza en fichar a Eduardo Berizzo y por la elección de opciones A cuyas negociaciones se dilataron bastante. Pero fueron cayendo en cascada ya metidos en julio: Banega, Pizarro, Corchia, Muriel, Jesús Navas y Kjaer. Sólo faltaría el hombre que cubra esa enconada posición del lateral zurdo.
El último lunar ha sido la frustrada llegada del lateral holandés Zeegalaar, que se unió a numerosos intentos (Luna, Amavi, Arana, Alberto Moreno...). A ese número 3 debería unirse esa guinda con la que el Sevilla suele congratular a su entrenador. Otros años fueron Llorente o Nasri y éste podría ser Jovetic, el gran deseado por una gran parte de la afición. Es un futbolista caro y por eso no está ya en Nervión, pues su deseo es consagrarse en el club que lo reflotó a la primera línea del escaparate europeo tras su frustradas aventuras en Manchester y Milán. Pero, a tenor de su calidad y de un mercado hiperinflado, su caché es casi prohibitivo... por ahora.
Al margen del montenegrino, hasta el 31d e agosto el Sevilla convivirá con la sombra de esa espada de Damocles que responde por Steven N'Zonzi. La Juventus, que ha fichado a Matuidi, lo tentó muy fuerte, pero se topó con la petición de una cláusula de rescisión elevada. El francés, cuya indemnización subirá a 45 millones en unos días, sigue siendo un preciado objeto de mercado. Y, mientras, Marcos Llorente aguarda.
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