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Rubén Castro impone su ley en el patio del colegio

  • Entre el canario y Jorge Molina dinamitan a un joven Racing, que aprovechó la debilidad defensiva para tutear al Betis. La pareja de delanteros continúa superando sus registros.

De este Betis de la temporada 2014-15 se ha escrito prácticamente todo y la coincidencia en el mensaje también es reiterada. Una jornada más el combate aparecía desigual y no sólo con el rival. Mientras la pegada de la delantera bética corresponde a la del Mayweather de turno, el nivel de su defensa sí se asemeja al de sus contrincantes. La misma historia repetida de los últimos 39 encuentros. Eso sí, Rubén Castro y Jorge Molina también pertenecían desde el verano al equipo verdiblanco y sólo la llegada de Pepe Mel al banquillo los ha reactivado de tal manera que el Betis ha acabado imponiendo la ley del más fuerte.

Con 81 puntos, el ascenso ya sí se toca con las manos. La victoria del Girona ante el Alavés impidió que El Sardinero, ese escenario que en tantas ocasiones aparece en la historia bética, recogiera un ascenso. La primera oportunidad para confirmar el regreso a Primera llegará en el Benito Villamarín, donde al Betis le basta con ganar para no tener que mirar otros resultados. Aunque, como la televisión manda, los verdiblancos saldrán al césped tras conocer los resultados de Sporting y Girona, por lo que incluso el ascenso podría ser una realidad antes del pitido inicial.

La tarea de cualquier entrenador se hace más sencilla cuando se cuenta con dos goleadores como Rubén Castro y Jorge Molina. ¿Se imaginan a cualquier otro equipo de Segunda con esa pareja de delanteros? Incluso Rennella, el tercero en discordia, también acapararía portadas en otro conjunto de la categoría. Todo ese potencial ofensivo se convierte en polvo cuando se mira hacia atrás. Este Racing casi juvenil se atrevió a tutear al líder de la categoría cuando detectó que la defensa era propia de un patio de colegio. Ahí los niños sacan a relucir sus invenciones, como las de David Concha, Mamadou o Álvaro García, quienes junto a Quique encontraron los espacios que necesitaban para llegar a la portería de Adán.

Ante el peligro racinguista surgió la figura de Rubén, un alumno ya con barba, que puso en su sitio la rebelión de los más pequeños. Apenas dos toques le bastaron para anotar uno de los goles de la jornada. Su derechazo tocó en el poste antes de introducirse en la red y pareció como si les hubiera quitado el bocadillo que los locales traían de casa.

Para quedarse con el campo, el canario marcó su segundo gol nada más salir de la caseta con una preciosa vaselina. 30 goles acumula Rubén, una cifra redonda con la que sigue batiendo registros. Y si no se llevó el balón a casa fue más por la relajación con la que el Betis acabó tras el tanto de su pareja de baile.

Si al Racing no le había bastado con el castigo de Rubén, el capitán, Jorge Molina, se sumó a la fiesta con un tremendo disparo que se coló en la portería de un Germán que todavía no sabrá ni por dónde le entró. Sin tanta participación como otros días, el de Alcoy quiso quedar también en el registro. 18 goles aparecen en su hoja de trabajo de la temporada, los mismos que logró en su primer año como bético.

En el larguísimo túnel que conduce a Primera ya se vislumbra ese final esperado desde el regreso de Mel. Deseado por la mayoría y esperado por otros, el técnico ha contado con la ayuda de Rubén y Jorge, los dos más fuertes, los dos más listos para volver a Primera División.

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