Remo · XLVI Regata Sevilla-Betis

Del Támesis y el Danubio al Guadalquivir: hay derbi

  • Juan García y Antonio Guzmán, santo y seña de los barcos de Sevilla y Betis, se retan el domingo en la gran regata después de viajar desde Londres y Viena.

El domingo hay fiesta en el río. La regata Sevilla-Betis, en su edición cuadragésima sexta, vuelve a sus orígenes. En los años 60 se disputaba en octubre y ahora ha vuelto al otoño. A sus orígenes también han vuelto Juan García y Antonio Guzmán, sevillanos, amigos íntimos, campeones del mundo juveniles y archirrivales en el derbi del agua. Tan en serio se toman la regata del Guadalquivir que se han costeado el viaje desde sus exilios, en Londres y Viena, para preparar una prueba durísima: 6.200 metros con las pulsaciones a 180 y 20 minutos sufriendo y defendiendo los colores de Sevilla y Betis. Del Támesis y el Danubio al Guadalquivir. Es la llamada del derbi, una pulsión irresistible y visceral.

Antonio Guzmán (Sevilla, 30-01-91) es el marca del Betis. A su palada responderán los otros siete componentes del barco verdiblanco, bajo los ánimos y el rumbo que fije el timonel en pos del triunfo, para mantener la hegemonía de los últimos años. Estudia cuarto de Medicina en la capital de Austria, donde ha encontrado un club a orillas del Danubio para remar y no perder el tren competitivo. Juan García (Sevilla, 17-09-90) es el cuatro del barco sevillista, trabaja en Abercrombie, en la capital británica, y tiene unas ganas de revancha tremendas tras la última derrota en la Sevilla-Betis. El Támesis es su nueva pista de regatas y allí competirá con su hermano el próximo 8 de diciembre, con motivo de la Head of the river. Se conocen desde hace diez años, cuando Antonio entró a remar en el Labradores, adonde había llegado Juan tras hacer sus pinitos con el carrillo en el Náutico. "Hemos ganado un montón de regatas juntos", dice Juan. Por ejemplo, la que ganó con Antonio y otros dos sevillanos, Manuel Morón y Beltrán Hidalgo, que van en el bote sevillista, para proclamarse campeones del mundo juveniles en 2008. "Lo de Londres no es como el domingo. Es distinto, más tranquilo. Luego de competir le enseñaré Londres..., de noche". "Uf, yo apostaría por Juan, conoce el terreno, juega en casa", replica Antonio tras la presentación del evento. En la Fundación Cruzcampo no hay refrescos. "Es la primera cerveza sin alcohol que me tomo en mi vida", dice el bético. El sevillista se permite la licencia de una Cruzcampo con todos sus avíos. Lleva una semana machacándose mañana y tarde en el bote blanquirrojo para retomar la senda del triunfo. Ambos llegaron a remar bajo la nieve en la recordada regata del 10 de enero de 2010, la última con triunfo sevillista pese a que también era favorito el Betis. "¡Qué mal lo pasé!", recuerda Antonio. El frío se combate mejor con las mieles del triunfo.

Tiene mucho mérito lo de estos dos jóvenes, que han dejado sus quehaceres, sin apoyo económico, para pelear por el honor de un escudo. "Es la única posibilidad que tenemos de competir y luchar por nuestro equipo, somos béticos y sevillistas, te reúnes y compites contra tus compañeros. No me podía quedar en Viena", argumenta el verdiblanco. "A mí me llena de orgullo poder defender los colores del Sevilla, porque además soy socio desde los cinco años. Este año también me he sacado el carné, aunque no pueda ir, porque sé que las finales volverán", replica el blanquirrojo.

El Betis, como ganador de la precedente, elige calle, la de Sevilla, para tener a favor la definitiva curva de Chapina. El Sevilla irá por Triana en el bote del Náutico. Le tocaba elegir barco y ha escogido el más moderno en busca de la sorpresa. "Si lo miramos por nombre y por vatios (potencia de remada), sí tenemos mejor tripulación, pero en esta regata influye mucho el factor psicológico", dice Antonio, y Juan replica: "Al no ser una regata olímpica y no haber calles, el que se ponga delante tiene mucho ganado, tenemos que apretar en las dos primeras curvas, que nos favorecen". Cada uno le da vueltas a su estrategia, a sus bazas, en pos de su ilusión, ganar un derbi.

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