Definitivamente, el Sevilla no tuvo más remedio que resignarse a reconocer la marcha de su capitán. El club parecía resistirse al adiós de Fazio, pese a que no tenía ninguna vuelta atrás desde que el Tottenham Hotspur depositara el montante de la cláusula de rescisión de su contrato en la LFP el martes. El jueves, durante la ofrenda anual a la Patrona de la Archidiócesis de Sevilla, la Virgen de los Reyes, José Castro aseguró que en el club no constaba su marcha y que aún pertenecía, por tanto, a la disciplina del Sevilla. Pero el viernes llegó la comunicación oficial por parte del futbolista de que había rescindido su contrato acogiéndose al Real Decreto 1.006/85. En la tarde de ayer le dio luz pública la web del club.

Fazio podría debutar este mediodía (13:30) en el muy atractivo Tottenham Hotspur-Liverpool. White Hart Lane acoge un duelo entre dos equipos que este año han comprado a dos jugadores del Sevilla por valor de 30 millones. Los 18,6 de Alberto Moreno (variables aparte) aún están por cobrar, no así los algo más de 10 (impuestos aparte) que corresponden al club de Nervión por la rescisión de Fazio, que son de pago inmediato. El argentino tendrá la ocasión de reencontrarse con su ex compañero, aunque éste es duda para el partido.

Entre tanto, la cúpula dirigente en pleno viajaba con el equipo hasta Barcelona en la misma mañana de ayer. José Castro, el vicepresidente, José María del Nido Carrasco, el subdirector general deportivo, Monchi, y los consejeros José María Manzano y Faustino Valdés se desplazaron con los hombres de Emery.

El cuartel general del Sevilla quedó instalado fuera de Barcelona, en el hotel Rey Don Jaime de Castelldefels, más cercano a Cornellà y El Prat. Allí, los dirigentes trabajaron para afinar en la búsqueda de ese medio de corte creativo con el que Castro quiere colmar los anhelos de Emery. Cabe recordar que una situación similar, en enero de 2011, durante un desplazamiento del equipo a Villarreal por la Copa del Rey, el Sevilla cerró los fichajes de Rakitic y Medel. No sería extraño que el club repitiera la jugada en la intimidad de Castelldefels.