el derbi sevillano

La expulsión rompe la libreta

  • Calderón apostó por el ofensivo once con el que venía ensayando, pero el plan se le vino abajo con la roja a Juan Carlos Sin profundidad mientras dominó, el Betis acabó fundido

No ocultó sus intenciones Gabriel Humberto Calderón durante la semana -tampoco poseía demasiados elementos- y el Betis se plantó de inicio con esa versión ofensiva que significa que Leo Baptistao, Vadillo, Jorge Molina y Rubén Castro comparezcan desde el inicio y que incluso dos habituales extremos -Juanfran y Juan Carlos- ocupen los laterales. A diferencia del derbi europeo, esta vez el Betis sí trató de presionar al Sevilla muy arriba e incluso obligó a que Beto jugase en largo, aunque durante esa fase de dominio bético tampoco el luso debió intervenir en exceso, ante la escasa profundidad del ataque verdiblanco.

Todo el plan diseñado por el preparador argentino se vino abajo a los 28 minutos cuando Velasco Carballo decretó penalti y expulsión de Juan Carlos, lo que menguó la capacidad ofensiva de los béticos y provocó que acabasen el partido casi sin oxígeno. Con un Sevilla que tampoco adelantó líneas pese a contar con la superioridad, el Betis al menos sí puso corazón y orgullo, aunque con el 0-2 sí llegó una bajada de brazos.

Defensa

No había pasado apuros la zaga verdiblanca hasta la acción de Bacca en la que él solo se gestó el penalti y en la que se evidenció la fragilidad defensiva del equipo. Ninguno de sus elementos -¡quién pondría al apercibido Reyes en el Camp Nou!- fue capaz de frenar al colombiano, que se plantó ante Adán y cayó al césped tras la entrada de Juan Carlos, que desvió el balón aunque también contactase con el delantero sevillista.

Con inferioridad numérica, Calderón recompuso a su equipo colocando a Chica por Vadillo en el lateral izquierdo. Con el paso de los minutos y con la alta temperatura que se registró ayer, el Betis se acabaría rompiendo, facilitando los contragolpes sevillistas hasta el definitivo 0-2.

Ataque

Con el once más ofensivo posible, Calderón intentó que el Betis acaparase el protagonismo del encuentro, algo que consiguió durante muchos minutos incluso con un jugador menos, aunque tampoco generase ocasiones claras de gol.

Juanfran percutió una y otra vez por la derecha, aprovechando la debilidad defensiva de Reyes, pero el madrileño escogió casi siempre la opción equivocada. Ni Leo Baptistao, activo a cuentagotas, ni Jorge Molina o Rubén Castro encontraron la manera de desbordar a los centrales sevillistas, que se vieron favorecidos cuando los balones al área se convirtieron en la única alternativa ofensiva.

El último cambio de Calderón, con la entrada de Braian por Juanfran, desajustó a los verdiblancos, que necesitaban oxígeno en el centro del campo y no un rematador de área que acabó colocándose casi como un mediocampista más ante la falta de energías de sus compañeros.

Virtudes

La intención de salir a por el partido; tras la expulsión, el orgullo para seguir buscando el tanto del empate.

Talón de aquiles

La fragilidad defensiva, con el ejemplo de la acción de Bacca.

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