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Como una final en Turquía

  • Crucial Al Cajasol le esperan un rival que se juega la vida apoyado por una hinchada fiel y las dudas sobre el arbitraje Aval La esperanza para los visitantes es mantener la misma actitud que en el Palau

Mensaje sms: "Va a haber una encerrona". Llamada telefónica: "Cuidado con el arbitraje". Se dice el pecado, que no el pecador, pero empieza a escamar el número de voces -ojalá no autorizadas- que dan por hecho que el cable a Estudiantes esta mañana va a ser más que patente. No hay pruebas, ni siquiera indicios, sólo comentarios dentro del mundillo. Se quejó Gustavo Aranzana de que le habían arrebatado el triunfo los árbitros cuando jugó en la primera vuelta el Grupo Begar. Cualquiera sabe si las presiones sobre los colegiados influirán.

Desde luego se encontrará la terna y también el Cajasol con un Teléfonica Arena con más de 10.000 gargantas en su contra para ayudar a su equipo a salir de la dramática situación que vive. Como en una final en Turquía con la hinchada otomana sin parar de gritar.

El partido motiva, pues. Motiva a los profesionales de cabo a rabo para que quieran saltar a la pista a comerse el mundo. Ganar equivale a decir prácticamente adiós a sufrimientos y fatiguitas. Estudiantes ha promovido varias iniciativas para que no falte un alma en el pabellón y tiemblen los silbatos arbitrales y las muñecas cajistas.

Elmer Bennett ya decía ayer que no era una final para el Cajasol y sí para su oponente. Cierto. Pero olvidar las penitas de la temporada con una victoria sabría a gloria, mientras que al contrario sería continuar con el vía crucis las seis jornadas que faltan para que concluya la fase regular. El reto no es sencillo en una cancha nada propicia para los intereses sevillanos, pero este grupo es capaz de perder con el ViveMenorca y el Canarias en casa y derrotar al invencible Barcelona en el Palau. De locos.

Vigesimoctava jornada y las espadas en todo lo alto. Estudiantes está jugueteando desde hace años con la mediocridad y esta campaña el coqueteo es directamente con el descenso. Tantos años arrastrando una crisis económica que esto tiene que dar la cara por algún lado. Llegó el ex cajista Perasovic con sus métodos estajanovistas para lidiar al toro y sacarlo del atolladero. Y en ésas anda el croata.

Ha ido mejorando en el juego paulatinamente y tiene la salvación a tiro de piedra, pues a un triunfo están sus vecinos fuenlabreños. Peleó la victoria hasta última hora en el Olímpic del poderoso DKV Joventut y tiene compromisos con rivales directos de aquí hasta el final, exceptuando la visita a Las Palmas y el recibimiento al alicaído Iurbentia.

El Cajasol, que tendrá un puñado de seguidores -mínima representación- en Madrid, acude con el ánimo arriba por el subidón de adrenalina de vencer en el Palau. Pero ahora toca ganar, parar a Sergio Sánchez, Suárez, Jasen, Lorbek y al que se ponga por delante. El juego interior tiene que ponerse las pilas, con Kakiouzis enganchado al partido, y con Betts haciendo buena su envergadura. Comas seguirá probando con el griego como alero alto y jugará sus bazas con el genial Ignerski variando por dentro y por fuera.

Bennett no fue decisivo en Barcelona y ese detalle tranquiliza para demostrar que hay más recursos. Puede aparecer Ellis, zafado últimamente más en defensa que en ataque, los citados Kakiouzis e Ignerski, el mejorado Miles, el olvidado Miso en su antiguo hogar estudiantil, el guadianesco Bueno...

La salvación bien vale un triunfo en un lugar siempre esquivo. Acuden los directivos cajistas a Madrid -salvo el presidente Ollero, de viaje fuera de España- con Montequi, Aguilar y Humet en la expedición. Confían todos en que Comas se gane definitivamente la continuidad reventando el Telefónica Arena y situando a un histórico a los pies de los caballos.

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