El Sevilla conoció ayer por qué su última victoria en Praga en un gran segundo tiempo frente al Slavia tuvo una importancia vital para sus aspiraciones en la Liga de Campeones. Ese partido, además, sirvió para que el cuadro que ahora entrena Manolo Jiménez se proclamara por segundo año consecutivo mejor equipo del mundo según la Federación Internacional de Fútbol, Historia y Estadístiscas (IFFHS), pero lo que de verdad significaba era que superaba en puntos al Arsenal y por ello tenía derecho a ocupar la primera plaza del grupo H, la que ayer en Nyon le dio la posibilidad de verse emparehado con un rival más o menos asequible, el Fenerbahçe turco, y lejos de momento de los grandes favoritos continentales. El mejor ejemplo es que el equipo londinense, cuyo nombre estaba en la bola que hubiera ocupado el Sevilla de no ganar al Slavia ese último encuentro, se deberá medir al actual campeón de la Champions, el Milan que ya venciera al cuadro nervionense en la final de la Supercopa de Europa disputada en el Principado de Mónaco el pasado mes de agosto.

Pero la bola del Sevilla salió la última. Muchos sevillistas hubiesen firmado al filo de las doce y cinco que el segundo equipo cuyo nombre sonara por los altavoces del salón de actos de la sede de la UEFA en Nyon fuera el que tiene su domicilio social junto a Eduardo Dato. El Celtic de Glasgow fue el que primero asomó en busca de rival y la posibilidad de volver a la ciudad escocesa en la que el Sevilla conquistó su segunda UEFA y la a priori debilidad del equipo rayado horizontalmente en blanco y verde era una posibilidad apetecible. Pero fue el Barcelona el afortunado.

Fueron cayendo emparejamientos (Lyon-Manchester United, Liverpool-Inter...), mientras el aficionado sevillista que seguía el sorteo se fijaba como siguiente objetivo la esperanza de que el Olympiacos fuese el elegido por los duendes que guiaban las manos de Giorgio Marchetti, director de fútbol de la UEFA, y Antonio Gianchino, jefe de competición.

deseada atenas

Los encargados de mover y sacar las bolas también tenían cerca por entonces la amenaza que para el Sevilla signicaba la Roma. Pero ni a griegos ni a italianos tendrán finalmente que enfrentarse los pupilos de Jiménez, pues el Olympiacos fue emparejado con el siempre temible Chelsea y los romanos le cayeron en suerte al Madrid. Finalmente, el infierno turco es el que debe llevar al Sevilla a los cuartos de final de la máxima competición continental. Pasó por alto la posibilidad de que se repitiera un enfrentamiento con el Schalke 04 como en semifinales de la primera UEFA 2005, pero a los alemanes, esa posibilidad híbrida entre deseados y temidos, les cayó el Oporto.

Sobre las doce y veinte, la suerte ya estaba repartida y el Sevilla había eludido a los llamados cocos, aquellos rivales con marchamo de candidatos al título o de estar al menos en la final de Moscú y que habían llegado a Nyon como segundos de grupo a causa de una liguilla algo más irregular de lo esperado. Liverpool, Roma y Olympique de Lyon. El Sevilla, además, tiene por ello la ventaja de jugar el partido de vuelta en casa, algo nada despreciable teniendo en cuenta la fortaleza del Fenerbahçe en su estadio y el ambiente infernal que los visitantes viven en los estadios turcos. Del Nido confirmó que el Sevilla jugará en Estambul -una ciudad maravillosa y llena de encantos es otro de los alicientes de este emparejamiento- el miércoles 20 de febrero y el equipo de los brasileños Zico y Roberto Carlos visitará el Ramón Sánchez-Pizjuán el martes 5 de marzo, once días antes de l Domingo de Ramos.

prudencia

Llegaba el momento de las valoraciones, que -estaba claro- iban a ser favorables. Monchi fue el primero. Conectado desde la radio oficial del club, el director deportivo reconocía que la suerte había sonreído de alguna forma a los intereses del Sevilla, aunque invitaba a permanecer en guardia. "Tenemos que estar contentos, pero hay que ser prudentes. El preferido era el Olympiacos y en esa medida estaban también Celtic y Fenerbahçe. El inconveniente de los turcos es que es un club con potencial económico suficiente como para fichar bien en enero", dijo el de San Fernando, si bien dejó claro que uno de sus objetivos, Morientes, no podría jugar al haber sido alineado con el Valencia. Monchi deslizaba también "la importancia de haber sido primeros de grupo", señalando el Arsenal-Milan.

El primero de los sevillistas, el presidente, también enarbolaba la bandera de la prudencia. "Estamos contentos pero también sensatos y preocupados porque estamos en octavos de la Champions League. El rival es difícil, bien es verdad que había otros muy fuertes en el bombo, pero no olvidemos que el Fenerbahçe la he ganado al Inter en su casa, al CSKA y PSV. Son fuertes en su casa y allí nos espera un infierno", decía José María del Nido.

Jiménez también ponía sus reservas, aunque de alguna forma es su obligación. "Parece que todos preferíamos este equipo a, por ejemplo, la Roma, pero la verdad es que hay 16 y cualquiera puede eliminarte. El Fenerbahçe tiene muchos jugadores brasileños y también experiencia", indicó para después incidir en sus temores. "Lo primero que he hecho es hacer una reflexión por la euforia que puedan tener algunos que no lo conozcan. Esto quizá nos obligue más a tener que ganar. No va a ser fácil y nos obliga". Sobre Roberto Carlos fue claro y rechazó que esté en decadencia. "Es uno de los grandes, ha jugado en una gran Liga como la española y todo lo que no sea alabarlo es injusto. Lo único es que tiene más edad, pero también más experiencia. Jugar la vuelta en casa es muy importante. Sabemos que los turcos y los griegos son muy fuertes en casa por la presión que ejercen sus hinchadas. Fueran bajan un poco, pero tienen muchos jugadores que no son turcos y que tienen calidad".

En el bando contrario sí se celebraba, al menos de puertas para fuera, el emparejamiento. "Quería que nos tocaran. Son fuertes en ataque, pero en defensa no tienen la misma calidad y es más fácil meterle un gol que a otros", dijo el vicepresidente Sekip Mosturoglu.