Betis | getafe · informe técnico

Sin manejo de los tiempos

  • La pegada de Pavone y la inspiración de Ricardo libran a un Betis que no supo jugar con su ventaja · Desgaste innecesario por la presión arriba y la distancia entre líneas

El Betis, en el curso intensivo de supervivencia que protagoniza, comienza a aprobar asignaturas. Muchas de ellas han caído como por sentido común con el simple aterrizaje de Paco Chaparro en su banquillo: coherencia en las alineaciones, elección del sistema idóneo para esta plantilla (4-1-4-1 ó 4-3-3, como se quiera), búsqueda de una idea común...

Pero otras van a tardar en llegar o quizá continúen en suspenso en mayo, con la incógnita de si el equipo pasará de curso o se verá obligado al castigo un año en los avernos. Este amplio catálógo de materias atañe principalmente a la táctica del equipo de Primera División peor trabajado en los últimos tiempos. A una falta de oficio alarmante en el grueso de sus futbolistas se les suman tres importantísimas: la propensión a no competir, la tendencia igualmente a despistarse y no mantener la concentración y, la más trascendente, el escaso manejo de los tiempos de un partido.

Ahí, precisamente, radicó el principal problema del Betis frente al Getafe. Si con el temprano gol de Pavone no se entendió su afán en mantener el control del balón y no retrasar la línea de presión sino a la media hora y por agotamiento, con el 3-1 se antojó aún más sangrante ver a cinco futbolistas en campo del rival hostigando a Belenguer y compañía -nefasta jugada que devino en el 3-2-.

Defensa

La escasa solvencia de la zaga se vio atenuada por la buena actuación de Ricardo y por el abnegado trabajo de Pavone en la presión, aunque éste confundiera al colectivo, que presionó muy arriba aun cuando no debía. Así, la distancia entre líneas desfondó al equipo y, de manera sustancial, a Juande, sostén del bloque mientras tuvo aire.

Ataque

Tras el acierto de Pavone a balón parado, el segundo gol iba a llegar por la senda no elegida. El Betis, agotado, había cedido el campo y el balón al rival -lo debería haber realizado ya tras el 1-0 de motu proprio- y halló en pies del argentino y en el desmarque y el remate de Edu el contraataque perfecto. En similares circunstancias llegó el tercer tanto, cuando el Getafe sometía al Betis a un dominio absoluto.

Empero, la prueba irrefutable de la intervención del azar en ambos casos, de forma absoluta en el 2-0, es que el equipo nunca apostó por ese tipo de juego, como demostró con contumacia en los muchos minutos en que anduvo con 3-1 en el marcador, incapaz de hilvanar un solo contragolpe.

Virtudes

La pegada y la actitud.

Talón de aquiles

La falta de orden para juntar las líneas, forma de atenuar las pérdidas de balón y reservar oxígeno.

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