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Una redención de dos meses

  • Víctor, que temía al Castellón, confía en trasladar la presión a los rivales · La euforia se dispara sólo ocho partidos después

A los políticos, a los altos cargos o a los entrenadores de fútbol se les suele conceder 100 días de margen antes de empezar a valorar sus acciones. Pero en el caso de Víctor Fernández han bastado algo menos de dos meses para conseguir la redención de un Betis que caminaba timorato por la categoría y que en apenas ocho partidos ha conseguido lo que parecía un imposible: colocarse en la zona de ascenso.

El equipo verdiblanco se ha convertido en el mejor de la segunda vuelta, precisamente desde que Víctor llegó a su banquillo. Tres empates y cinco victorias, las últimas cuatro de manera consecutiva, han dejado al Betis en solitario con 18 puntos, tres más que el siguiente, el Levante, que cayó derrotado en su visita a la Real Sociedad. Precisamente, el Girona, próximo rival de los verdiblancos, es otro de los conjuntos destacados de esta segunda vuelta, ya que ha sumado 14 puntos que le han valido para posicionarse en una zona cómoda de la clasificación.

Víctor temía el encuentro ante el Castellón. El hecho de disputarse en lunes, con lo atípica de la preparación, la visita del colista, por aquello de la posible relajación, y la necesidad de que el equipo no rompiese su racha en el momento clave para asaltar la tercera plaza, eran los argumentos que mantenían en tensión al técnico verdiblanco. Una vez conseguido el triunfo, Víctor confía en que la presión se traslade ahora a los rivales, toda vez que el Betis ocupa ahora puesto de ascenso. "Vamos a presionar un poco a los rivales. Saben que somos peligrosos, competitivos y que venimos desde atrás. La presión y la responsabilidad se reparte para todo el mundo. Antes éramos un equipo dormido y a nivel psicológico era muy difícil jugar. Para nosotros era un bloqueo difícil", señala el técnico, que resalta el cambio experimentado en estos dos meses: "Cuando llegué aquí todo daba terror. Este club tiene que estar en Primera y había una fractura social tremenda. Me desbordaba la situación, no sabía que todo estaba tan adverso, pero ahora la gente se ha empezado a meter. Ganamos en Córdoba, pero luego empatamos tres seguidos, aunque dejando buenas sensaciones y la gente creyó en nosotros. Pero asustaba pensar que no íbamos a sacar la cabeza".

El estado de optimismo se ha disparado definitivamente en Heliópolis. "Teníamos una deuda con la afición, que ha creído en nosotros incluso después de empatar ante el Albacete", confiesa Víctor, que vibró con el comportamiento de la grada en el partido ante el Castellón. Y es que Heliópolis registró una de las mejores entradas de los últimos tiempos, pese a que el partido era televisado en abierto y en lunes. Incluso la grada recibió al equipo como hacía tiempo que no ocurría y apretó en los momentos en los que el partido lo requirió. La comunión entre equipo y afición volvió a aparecer, por lo que se convierte en otro elemento que puede ser decisivo de cara a la recta final de temporada.

Menos de 60 días ha necesitado Víctor para conseguir la redención de un equipo que deambulaba por la categoría. Los registros así lo aseguran. Mejor equipo de la segunda vuelta, cuatro victorias seguidas, no conoce la derrota y, lo más importante, se ha colocado en la zona de ascenso. Pese a todo, el técnico no quiere que la euforia se convierta ahora en la peor enemiga de un equipo que empieza a remontar.

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