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La víctima del sistema

  • El 4-3-3 de Chaparro, con un centrocampista ofensivo, deja a Sobis sin su sitio natural en el esquema del Betis · El brasileño, desde la llegada del nuevo entrenador, sólo jugó seis partidos incompletos

Manuel Ruiz de Lopera rechazó durante el pasado mercado invernal una oferta de entre 10 y 14 millones de euros del Spartak de Moscú por un futbolista que no tiene sitio en el actual sistema del Betis. Aunque resulte categórica la aseveración, Rafael Sobis no encuentra acomodo en los esquemas de Paco Chaparro porque debido a su escasa versatilidad apenas encuentra un sitio definido donde sus principales aptitudes, chispa, regate y disparo, sean convertibles en positivas para el juego del equipo. Ese lugar es la mediapunta y ahí el técnico trianero coloca a un centrocampista, habitualmente Capi.

En contra del obcecamiento de entrenadores ya de vuelta como Irureta, Cúper y, en menor medida, Luis Fernández, Chaparro tuvo claro nada más tomar el puente de mando del Betis que vista la nómina de centrocampistas de la que disponía no le iba a ser suficiente con alinear sólo dos. Así, de igual manera que se había proclamado desde alguna trinchera mediática, el trianero adoptó el 4-3-3 (los cursis que hoy salen de los cursos de entrenadores dicen 1-4-3-3, como si se pudiese jugar con dos porteros) como su dibujo de partida cuando el pitido inicial.

Y en el mismo, Sobis, quien ya ha demostrado escasa efectividad en las bandas -aun como interior al estilo de Edu, no como extremo puro- se vio de golpe y porrazo sin sitio tras haber sido titular en 13 de los 14 partidos dirigidos por Héctor Cúper en Liga esta temporada, en los que había respondido con 3 goles pese a jugar la mayoría en su sitio, como segundo punta.

El hombre que deslumbrara con sus goles en el Internacional de Porto Alegre a la sombra de un gigante llamado Fernandao que le hacía de pararrayos y hasta de asistente, pudo comprobar también a su llegada a España que aquí su velocidad no era tan descomunal, sino más bien corriente. Y ahí empezaron los problemas que otros entrenadores obviaron por su caché, pero que Chaparro, sólo pensando en el equipo, no ha tenido en cuenta.

De hecho, después de tres partidos sin minutos, le dio la alternativa en el derbi, quizá por aquello de que en Nervión había cuajado el año anterior su mejor faena desde su llegada a España -coronada con dos goles-, pero el brasileño le devolvió la camiseta y en el descanso fue relevado por Somoza.

Ya nunca se volvió a vestir de titular, pero un segundo intento podía haberle otorgado más presencia en las alineaciones, aunque no fuese él el destinatario inicial. Tras el descanso del partido frente al Deportivo, Chaparro apeló a Mark González por Rivera, pero el equipo, lejos de remontar, empeoró y jugó los peores minutos con el trianero.

Hoy, Chaparro tiene aún más claro que siempre jugará con tres centrocampistas y Sobis es consciente de que su papel, en principio, se verá reducido a instantes en los que el Betis vaya por debajo en el marcador o cuando haya acabado el trabajo antes de tiempo, como el último domingo frente al Murcia, en el que incluso pudo anotar de penalti gracias a la generosidad de Edu.

"Es la primera vez que me pasa en la vida, pero mis compañeros lo están haciendo muy bien. Tengo que ayudar entrando poco a poco, pero si bien es cierto que hace tiempo que no marco, también lo es que no juego", comentaba el jugador, resignado, hace cinco días.

"Puedo tener la ocasión de jugar unos Juegos con Brasil y si me sale bien, pues tendré más opciones para todo", añadió un futbolista por el que Lopera se negó a ganarle dinero hace dos meses.

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