Cultura

La Habana agradece el gesto

  • Los asistentes a 'Paz sin fronteras', desacostumbrados a los macroconciertos, califican la jornada como "histórica"

Los cubanos salieron ayer agradecidos de la Plaza de la Revolución de La Habana con la declaración de amor que el colombiano Juanes les regaló en forma de concierto, tras bailar, cantar y gritar vivas a Cuba en un espectáculo que alguien calificó como una forma de devolverles su "dignidad".

El público, compuesto por 1.150.000 personas según los organizadores, apareció en la explanada con sombrillas, banderas, camisetas blancas y botellas de agua para soportar estoicamente el sol de la tarde, que no pareció importar ante la magnitud del evento.

"Juanes nos ha devuelto dignidad. Nos dio un concierto internacional; a mí al menos me hizo feliz", aseguraba Rosario, una maestra de 43 años que asistió a la Plaza con sus tres hijos adolescentes.

Para Damian Estévez, de 51 años, no ha habido ningún otro espectáculo en Cuba con el que se pueda comparar el concierto Paz sin Fronteras. "La Plaza de hoy parecía un hermoso animal vivo", afirmaba Estévez, quien no había visto la explanada tan abarrotada desde hace muchos años.

La gente subió a los postes, rompió algunas de las barreras de seguridad, hizo tambalear las plataformas de los reporteros de televisión  y ocupó parte del césped del Memorial José Martí, el monumento principal que se ubica en la Plaza y que en teoría estaba cerrado a los asistentes. Lo que parecía indisciplina, desesperación y demasiado abarrotamiento, se disipó de inmediato cuando comenzó a sonar la música.

Al inicio del concierto el público estaba escondido bajo un mar de paraguas, pero poco a poco fueron apareciendo los rostros y los carteles: "Juanes te admiro", "Que cante Bosé", "Olga te amamos", "Amor sí".

Las muestras de cariño por Juanes y la puertorriqueña Olga Tañón acapararon la mayoría de las pancartas, así como los aplausos más atronadores. "Olga parece cubana", consideraba Yusmani, de 17 años, una adolescente que lloró de emoción cuando la cantante recordó sobre el escenario los versos de un poema que reza "Cuba y Puerto Rico son de un pájaro las dos alas".

Los músicos no escatimaron palabras para declarar su emoción y su cariño por los cubanos, por lo que a cada mención sobre la isla y su gente por parte de los artistas, el público respondió con gritos, aplausos y saltos de alegría.

"Soy cubano y estoy orgulloso de este día. Aguanté aquí tremendo calor, pero esto es histórico, pa contarle a mis hijos", comentaba Joel, un mecánico de 23 años.

En el mar de público se dejaron ver varias banderas cubanas y de otros países latinoamericanos como México, Venezuela, Puerto Rico y Chile, así como lienzos con la imagen del guerrillero cubano-argentino Ernesto Che Guevara.

Algunos de los más jóvenes, que fueron mayoría absoluta en el concierto, también llevaron banderas con el arco iris, símbolo de la homosexualidad, y otras con el icono de la paz. Aunque los adolescentes y jóvenes dominaron la explanada, varias familias aparecieron completas con ancianos y hasta bebés cargados en hombros.

Hubo quien abandonó la explanada antes de concluir el espectáculo rendidos ante el calor, pero eso permitió a los restantes terminar en un verdadero fin de fiesta de abrazos y bailes.

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