Ángel Recio

El Parque Tecnológico de Andalucía (PTA) cumplió en 2012 sus primeros 20 años de vida. El proyecto ha sido un éxito ya que la tecnópolis cuenta con cerca de 600 empresas, casi 15.000 empleados y factura más de 1.600 millones de euros de forma agregada. Su reto, además, es duplicar sus números en 2028 gracias, entre otras cosas, a la ampliación del parque en 1,4 millones de metros cuadrados.

El PTA es uno de los principales motores económicos de Málaga, hasta el punto que representa el 7,5% del PIB local. Sin embargo, pocos apostaban por él hace apenas dos décadas. En 1992 era un zona campestre en Campanillas en la que apenas había cuatro edificios y todo por hacer. Se invirtieron 7.000 millones de las anteriores pesetas en esos locales y en la urbanización del recinto. Parecía una locura, pero fue una decisión más que acertada en la que, por una vez, ha habido lealtad institucional entre los partidos políticos. De hecho, esa ha sido una de las claves de su desarrollo.

A mediados de los 80 todas las comunidades autónomas querían hacer un parque tecnológico. Los vascos fueron los primeros en llevarlo a cabo, construyendo el parque de Zamudio en 1985. Andalucía quiso seguir el ejemplo y la Junta de Andalucía encargó un estudio de viabilidad a una consultora japonesa, llamada Technova, en 1986. En ese informe se apostaba por la Costa del Sol como el lugar ideal y, finalmente, se decidió que fuera en Málaga capital. En 1987 la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Málaga firmaron un acuerdo y en 1989 se iniciaron las obras. Los Reyes de España inauguraron el PTA el 9 de diciembre de 1992. Solo había ocho empresas y la única multinacional era Hughes Microelectronic.

El crecimiento fue exponencial. A lo largo de estos años ha habido grandes éxitos, como la entrada de numerosas multinacionales como Oracle, Huawei o BBVA, y grandes fracasos como el de Vitelcom. Dice su principal impulsor y director general, Felipe Romera, que la aparición y desaparición de empresas es habitual en un ámbito de innovación. Lo importante es que en el PTA el saldo neto siempre ha sido positivo. Y se espera que siga así durante muchos años.