Alavés - sevilla | la previa

Fin al beneficio de la duda

  • Montella se enfrenta ya a la exigencia diaria para enderezar el rumbo en la Liga, en la que el Sevilla se acerca al mes y medio sin ganar

  • La imagen debe mejorar con el Atlético al acecho

Se le ha acabado ya a Vincenzo Montella ese periodo de gracia del que siempre disfruta un recién llegado. Bueno, en realidad se le acabó de un sopetón en noventa minutos nefastos ante el eterno rival en la derrota que más ha dolido de todas las sufridas en la presente temporada, nada comparable a las encajadas por el Sevilla cuando su director de mando era Eduardo Berizzo.

Con cerca de mes y medio ya desde la última victoria en la Liga, firmada bajo la dirección de Ernesto Marcucci el pasado 2 de diciembre ante el Deportivo de La Coruña (2-0) en el Sánchez-Pizjuán, el equipo nervionense viaja a Mendizorroza con una pesada carga, la que le da la urgencia que ahora mismo tiene sobre sus espaldas y que se ha ganado a pulso él solito.

Un punto de doce posibles, tres derrotas y un tristísimo empate en casa ante el Levante es la rémora que arrastra al Sevilla en la competición que al final cuadra o destroza los presupuestos en el fútbol de las sociedades anónimas deportivas, en la que la sorprendente victoria del Villarreal en el Bernabeú hizo ayer mismo que retrocediera un puesto más hasta colocarse en sexta posición. Lo positivo es que una victoria sobre el Alavés cambiaría esta situación radicalmente, ya que serviría para que los de Montella igualaran con el Real Madrid a 32 puntos en la cuarta plaza, la que debe ser la referencia de este equipo cuya plantilla se confeccionó para entrar en la Champions League sí o sí.

En anécdota debe quedar ya el episodio de los pitos que algunos jugadores tuvieron que soportar en la noche copera ante el Cádiz. La obligación de estos profesionales, que ya no tienen excusas, es volver a ilusionar a su gente, tener contentos a los gestores y centrarse de lleno en lo único que garantiza poder cumplir los objetivos: sumar puntos.

FUENTE: Elaboración propia. GRÁFICO: Dpto. de Infografía. FUENTE: Elaboración propia. GRÁFICO: Dpto. de Infografía.

FUENTE: Elaboración propia. GRÁFICO: Dpto. de Infografía.

Este Sevilla, parido para hacer lo posible por tutear a Atlético, Real Madrid o Barcelona, no puede permitirse enlazar dos derrotas seguidas en la Liga ante rivales como la Real Sociedad y el Betis, y está obligado a despertar ante el Alavés, un rival metido de lleno en la zona de descenso que se agarra ahora mismo a un clavo ardiendo.

Y esos adversarios han sido precisamente los que peor recuerdo han dejado en este grupo sobre el que Montella ya ha ofrecido su primer diagnóstico: sufre si no tiene el balón. Lógico cuando la plantilla se confeccionó sobre una idea de manoseo de pelota frente a un fútbol que se impone más en la actualidad y que es precisamente lo que busca el italiano: verticalidad, ataque de espacios, basculaciones rápidas y pocos toques para sorprender al rival desorganizado.

El club ha prometido refuerzos mientras los que están tratan de salir del bache antes de que el agujero sea mayor. De momento, Guilherme Arana no se sabe si -con tres entrenamientos tras un mes parado- ha tenido que entrar precipitadamente ante la nueva baja de uno de esos jugadores de los que siempre se dijo que se lesionan leyendo el Marca. El caso es que un nuevo contratiempo de Escudero acelera la integración del brasileño, que vivirá su primer viaje con el equipo y quién sabe si puede disfrutar de algunos minutos desde el banquillo, puesto que si precipitado es que viajara, qué decir de que tenga un sitio de titular.

Aunque hable continuamente de "tiempo" para mejorar, a Montella es eso precisamente lo que ya no le queda. Se le exigen dos cosas, rendimiento y resultados. Lo segundo mantuvo a Berizzo varios meses en el cargo mientras llevaba a trancas y barrancas lo primero.

En la Liga debe enderezar el rumbo esta misma tarde, sin más tardar, y en las otras dos competiciones tiene ya muy cerca dos compromisos fortísimos que van a ser una exigente prueba para la plantilla y también para Montella, está claro. Atlético de Madrid y Manchester United son dos rivales rocosos y el italiano ha quedado tocado en el ring a la primera que le han tocado la cara. Se acabó el beneficio de la duda. Se acabaron las pruebas, la exigencia aprieta.

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