No será porque no lo ha avisado Vincenzo Montella. El peligro de la euforia mal medida, la posible confusión del disfrute del logro de la final de la Copa del Rey, puede ser un elemento de distracción letal ante el muy bien trabajado Girona de Pablo Machín. El lustroso éxito copero debe servir de impulso, pero no de distracción ante un duro rival.

"Enhorabuena a todos por la clasificación -dijo de modo genérico el entrenador del Sevilla-, pero la cosa más importante ahora es olvidar la final, meterla en un cajón y abrirlo una semana antes. Es importante recuperar puntos en la Liga". El argumento estaba cantado y el tropiezo del Villarreal ante el Alavés y la victoria in extremis del Eibar en Leganés le dieron más fuerza.

Por si fuera poco, llega un equipo que aspira a recortar terreno con los inquilinos de la zona europea, en la que, con un partido más, ya se ha metido el Eibar. "Será un partido muy difícil, porque es un equipo físico y compacto que ha crecido mucho estando todos juntos", dijo sobre el Girona. "Va a ser un partido muy complicado ya que juegan con defensa de tres", añadió.

Más difícil se pone el asunto si encima no puede jugar el lesionado Banega, que cumplía de todas formas un partido de sanción. "Es un jugador importante, faltará mañana pero no busco excusas. El que lo sustituya hará un gran trabajo".

Ahí tendrá que hacer un cambio obligado. Y puede que no haya muchos más, según lo que dijo sobre la necesidad de refrescar o no a su once de gala: "Tengo mi idea y mañana lo confirmaré. Es el último partido de un ciclo importante, y tuvimos un día más de descanso".

Lo que sí quiere Montella es que el triunfo copero sirva de impulso. "Cuando se gana siempre es mejor. Creces en moral y en el entusiasmo, pero la euforia puede ser peligrosa. Nosotros debemos concentrarnos, eso es para los aficionados", explicó con meridiana claridad.