Hablamos con Álvaro Núñez Benjumea, quien se encuentra en su finca Laborera, en Beja (Portugal), junto a su familia -su esposa, Vicenta Molina, y sus hijos Eugenia, de 13 años; Álvaro, de 11, Miguel, de 9 y la pequeña Vicenta, de 6 años-. El criador de reses bravas, quien ha ganado prestigio por su labor en la ganadería familiar de Núñez del Cuvillo, está forjando una nueva ganadería, con un hierro que enlaza una A y una N y pertenecerá a la Agrupación Española de Ganaderos de Reses Bravas.
-Álvaro, ¿por qué la creación de esta ganadería?
-Soy realista. En la ganadería familiar estamos cinco hermanos. Llevo desde los 9 años pegado a la ganadería. Ahora tengo 45 y estoy en una edad en la que puedo desarrollar mi propia ganadería. Cuando le dije a mi padre que tardaré un tiempo en montarla y que si quería podía seguir, ya fuera cobrando o no, me dijo con buen criterio que no se puede estar en dos sitios a la vez. Comienzo desde cero, pero esa experiencia será vital para conseguir el éxito. Tengo una gran ilusión por formar esta ganadería.
-¿Con qué ganado la está formando?
-El encaste es Núñez del Cuvillo. Tengo unas140 vacas. He comprado a mi hermano Curro, a Talavante y espero comprar a mi padre. Utilizaré sementales míos y más adelante refrescaré con ganado de Garcigrande y Victoriano del Río.
-¿Dónde pastarán?
-Las vacas, aquí, en Laborera, en Beja, Portugal, y para los machos quiero comprar una finca en Cádiz.
-¿En qué trabaja en estos momentos?
-Estoy disfrutando mucho con esas pequeñas cosas de la ganadería, con la intimidad del campo, viendo parir vacas, comenzar la selección sin eco social, alejado de las plazas y de las figuras. Además, trabajo en negocios inmobiliarios.
-¿Qué tiempo se ha marcado para lidiar en las grandes ferias?
-Ahora hay que buscar sementales, acertar en la selección y trabajar cuatro años en la producción y elaboración de la ganadería. Si todo marcha bien, lidiaré en la temporada 2022. Y entrar en las grandes ferias dependerá de cómo embistan los primeros toros.
-¿Qué es lo que más valora del aprendizaje durante esas tres décadas en Núñez del Cuvillo?
-Con mi padre, aparte de la relación, lo he aprendido todo. Son muchísimos los recuerdos.
-¿Cuáles le vienen ahora a la cabeza?
-En el campo, la pasión que he puesto. Y por los resultados de la plaza son muchísimas las tardes. Por ejemplo, la reaparición de José Tomás en Barcelona. Arrojado -el toro indultado en la Feria de Sevilla de 2011-, varias tardes de Morante, la Puerta del Príncipe de Talavante o la corrida en Granada de José Tomás. Espero llegar a la élite para vivir de nuevo esas sensaciones.
-¿Cómo tomará el pulso a la Fiesta durante el próximo lustro?
-Estaré muy atento a todo. Tanto al toro como a lo que hagan los toreros.
-¿Qué toro intentará buscar en su ganadería?
-El que tome la muleta con ansia y entrega. Buscaré un toro que aunque no sea perfecto, sea menos predecible para el torero y para el público y al que las grandes figuras sepan tratarlo.
-¿Cuál es el más parecido a ese ideal que haya lidiado Núñez del Cuvillo?
-El toro al que cortó el rabo José Tomás en Jerez -Lanudo, lidiado el 7 de mayo de 2016, premiado con la vuelta al ruedo-.
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