Toros

Puerta de feria para Alberto López Simón

segunda corrida de abono de feria real de algeciras Ganadería: Seis toros de La Palmosilla, terciados y nobles, sobresaliendo de juego tercero y cuarto, ovacionados en el arrastre. El quinto, reservado y sin entrega, fue aplaudido al doblar por tardar en morir. Primero y mansos, segundo cumplidor pero sosete y sexto rajado MATADORES: Juan José Padilla, de botella y oro, estocada OREJA y tendida trasera y dos descabellos VUELTA Sebastián Castella, de grana y oro, estocada OREJA y estocada OVACIÓN Alberto López Simón, nuevo en esta plaza, de añil y oro, estocada DOS OREJAS y estocada PALMAS. Salió a hombros. INCIDENCIAS: Segundo festejo de feria con levante fresco. Padilla brindó su segundo a Salvador Vega y López Simón el que cerraba plaza a Ruiz Miguel. Tras la lidia del primero se tiró al ruedo el contumaz antitaurino de siempr, con una chichonera de rugby y descamisado

Alberto López Simón salió a hombros por la puerta grande de Las Palomas en su presentación en Algeciras, contando con uno de los dos toros de muy buen juego del envío de La Palmosilla, con tres toros aplaudidos en el arrastre, un encierro con nobleza y sin maldades.

La corrida tuvo un arranque accidentado. Ya hubo protestas de un grupo de antitaurinos frente a taquillas en la primera de feria y ayer se repitió la protesta enfrentada a otra de taurófilos que les plantaron cara. Y no solamente fuera de la plaza porque al doblar el primero se tiró al ruedo el famoso extranjero de siempre, rápidamente placado, de cuyo nombre no quiero acordarme.

Fue justo cuando Padilla recibía la ovación por su voluntariosa faena ante su primero, un toro flojo, sin razas ni fuerzas que se rajó y hasta se echó durante la faena, cantando la gallina. El jerezano porfió mucho, de salida templó el capote y se lució en banderillas, pero con la franela no tuvo casi enemigo. Tras doblar el toro asomaron los pañuelos, petición interrumpida por la invasión del anti. Tras retirar al incivil que interrumpió el espectáculo, el público comprendió el desaire a Padilla y pidió con fuerza la primera oreja de la tarde.

Increíble que pasen estas cosas y se perturbe con tanta facilidad un espectáculo no solamente legal sino protegido por la ley. En el toreo, afortunadamente, cada vez hay menos espontáneos en los ruedos, y sin embargo están menudeando estos incívicos alborotadores

La segunda la cobró Sebastián Castella, tras una faena que nos pareció amontonada y de dudoso acople con un toro noble justito de transmisión y que a lo mejor no terminamos de ver. Labor intermitente, con altibajos, que cerró de una estocada que le valió el premio.

Otro toro y otro nivel mostró López Simón. El de su debut fue un toro bueno, con más celo, un toro que propició que el público se entusiasmase con las calidades que muestra el de Barajas: muy templado, quieto y cerca. Una gran serie con la derecha y la que completó al natural sobresalieron, además de su resolución en la cara del toro, salvando un arreón con un molinete con la zurda o bien vaciando la embestida por la espalda. Las dos orejas se pidieron con fuerza tras la estocada.

El toro de la merienda fue otro toro bueno, con fijeza y que tuvo duración, cierto es que tras poco castigo. Pero se desplazaba largo y franco. Padilla, de nuevo, se lució con el capote tras dos largas en el tercio y en banderillas. El Ciclón tiró de repertorio en la faena larga y por los dos pitones, con brillo en el redondo bajando la mano y lo consumados naturales con el remate de las manoletinas y desplantes, una labor que malogró con la estocada, necesitando dos descabellos quedando la cosa en la vuelta al ruedo al torero y la ovación al toro.

La contrariedad de Juan José Padilla por haberse ido de vacío con este toro, toro para triunfo sin duda, era más que evidente. No se olvide que fue un encierro con toros manejables y en el que predominó la nobleza, así que en cuanto hubo movilidad lucía la corrida. Tercero y cuarto, ya se ha dicho, fueron de triunfo.

En el quinto, sin embargo, faena sorda y sin recompensa posible de Castella ante un toro que fue reservón de salida, que se lo pensó en los engaños y que no terminó de entregarse nunca en la pelea, con escaso recorrido. Castella intentó tirar de la embestida y empujar al toro, pero nada pudo redondear. Se aplaudió al toro en el arrastre, sin duda por su resistencia a doblar, no por otra cosa.

Ya era López Simón el único que tenía abierta la puerta grande. En este toro también mostró sus credenciales con el capote. Otro puyazo de trámite y se topó con la franela ante un toro de descompuesta embestida que terminó rajándose tras desengañarse de la firme pelea que le planteaba el torero.

Una faena de López Simón porfiona, con un torero con ganas de justificase y redondear pero el toro optaba por darle la grupa al torero, que incluso fue tras el astado a tablas, a exprimir embestidas que le negaba el toro. Prueba de esa disposición fue el cite a recibir, muy cerrado en tablas, despenando certeramente al animal. Podemos decir que el madrileño se justificó de sobra y no defraudaron sus calidades.

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