Andalucía

Hay consenso: lo peor ha pasado

  • La presidenta de la Junta mantiene como objetivo una creación de empleo superior a la media española en 2014, el año que anticipa una salida del pozo

El fallecimiento de Adolfo Suárez se coló en todos los discursos de la presentación del Anuario Joly 2014, y en todos hubo una apelación al consenso entre los partidos como uno de los modos -no el único- de debilitar la tremenda desafección de la ciudadanía hacia la política. El tiempo se pronunciará sobre si este legado redescubierto de Suárez será tan fugaz como su Presidencia -apenas cinco años-, pero en algo sí hubo consenso: lo peor ha pasado. La presente edición del Anuario Joly repasa el año 2013, posiblemente el peor de la crisis y no porque los indicadores siguieran cayendo en el pozo -es más, algunos mejoraron-, sino por el efecto acumulativo. "Lo peor ha pasado", se repitió en la presentación, y hay bases para el crecimiento económico, aunque aún se desconoce con qué fuerza viene éste. "Los verdaderos brotes verdes", mantuvo Francisco Ferraro, director del Anuario y catedrático de Economía Aplicada, es el cambio perceptible hacia una mentalidad del emprendimiento. Adolfo Suárez y este incipiente optimismo anduvieron en todos los discursos del nacimiento de esta nueva edición de la compilación que se presentó en el Alcázar de Sevilla y al que los dirigentes políticos sólo asistieron a los discursos. El segundo día de luto que se decretó en España por la muerte del ex presidente les impidió compartir una copa de vino. Y en eso también hubo acuerdo. Ni la presidenta de la Junta, Susana Díaz, también secretaria general del PSOE andaluz, ni Juan Manuel Moreno, el nuevo líder del PP, se quedaron -por así decirlo- a los postres, que reunió a una intensa representación del mundo empresarial, cultural y universitario de la comunidad.

Susana Díaz, que habló de un incipiente cambio de ciclo, aseguró que el objetivo de su Gobierno es que Andalucía pueda crear empleo a un ritmo más fuerte que la media nacional. Bien es cierto que la comunidad padece un paro del 36%, y que la propia presidenta calificó esta tasa de "brutal", de ahí que, si efectivamente cambia la tendencia, Andalucía pueda generar empleo a mayor velocidad. Como en otras ocasiones, la presidenta hizo la autocrítica a su partido: "Aunque hay razones que explican estas tasas, de nada sirve aplicar paños calientes, en algo nos habremos equivocado". Mantuvo que los acuerdos que está firmando con las principales compañías españolas -Santander, Telefónica, Endesa, Caixabank y, próximamente, el BBVA e Iberdrola- tienen una repercusión directa en Andalucía porque los convenios "tienen un efecto arrastre" y "potencian la imagen de Andalucía". Sí indicó que hay dos sectores olvidados en los que la Junta ha puesto la vista: la construcción y la minería. El presidente del Grupo Joly, José Joly, elogió este tipo de convenios, pero a la vez solicitó de la Junta una mayor atención a las empresas propiamente andaluzas, debido al escaso tejido empresarial de la comunidad y al efecto en el entorno que sí tienen las compañías locales. Joly mantuvo que es ahora cuando toca preguntarse por la eficacia de las políticas aplicadas hasta el momento, que, al final de la crisis, no han impedido una tasa del 36% de desempleo y debilitamiento grave del tejido empresarial. Y sobre ello, aportó el dato de que de las 200.000 empresas andaluzas, si se elimina las relacionadas con las de la agricultura y los autónomos, apenas quedan 20.000 firmas con más de 10 empleados. "Sobra la retórica", indicó.

Francisco Ferraro abundó en los síntomas de la recuperación, aunque no los constriñó a lo que vienen mostrando los indicadores, sino a un cambio de cultura. Entiende que las nuevas generaciones han aprendido la lección de que su futuro depende más de ellas mismas que de la Administración; sostiene que las empresas andaluzas están ahora más pendientes de los mercados que de los boletines oficiales, y percibe que las compañías han dejado de mirar en el ámbito local para fijarse en el exterior, de ahí el aumento de las exportaciones. "En 2013 se han intensificado los indicios -apuntó Ferraro- de que se están produciendo cambios en algunos valores sociales y en la dinámica empresarial que apuntan a hacia un entorno más favorable". Son esos "brotes verdes" los que importan.

Pero no hay presentación del Anuario Joly donde no surja el disenso, y a pesar de la fecha suarista, o quizás por ello, Ferraro introdujo la necesidad de una mejora de la transparencia pública y de la democracia en los partidos. En esto fue taxativo: "Andalucía no ha sido el último año un ejemplo de regeneración democrática, ni por la densidad de los casos de corrupción, ni por la forma de designación de los líderes de los principales partidos". Y, claro, allí estaban tanto Susana Díaz, elegida en unas primarias para las que sólo ella consiguió los avales, y Juan Manuel Moreno, designado directamente para su función en el PP andaluz por Mariano Rajoy. Ferraro destacó que en España aún se carece de una ley de transparencia, a pesar de que la primera aprobada en el mundo es de 1766, en Suecia. Susana Díaz, que a diferencia de su antecesor José Antonio Griñán, no entró en el debate con Ferraro en este tipo de actos, sí apuntó que la ley andaluza ya ha llegado al Parlamento -las enmiendas a la totalidad se discuten ayer-, aunque bien es cierto que no entrará en vigor hasta 2016. De hecho, Ferraro, que habló antes que la presidenta, indicó que, tras la dimisión de Griñán, dos nombres de mujer se han convertido en los protagonistas de la comunidad: el de Díaz y el de la juez Mercedes Alaya, la instructora de los ERE, de la que alabó su investigación, pero advirtió contra los riesgos de una instrucción tan extensa, que parece que sortea el Tribunal Supremo y que puede incurrir en indefensión en algunas personas.

Y es que, como indicó el alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, "la ética debe acompaña al periodismo como el zumbido al moscardón". Utilizó esta frase de Gabriel García Márquez, aunque se desconoce si el colombiano hacía referencia a los valores en el periodismo o a su sustancial incomodidad con los poderes. Como el moscardón.

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