Andalucía

Enfanguémonos todos

  • El Parlamento vive una de sus sesiones más tensas: ante la acusación del PP de que el fraude de la formación de parados es masiva, el PSOE contrataca con 'populares en los cursos'.

AL terminar la sesión, el presidente del Parlamento andaluz, Manuel Gracia, debió de tirar de la cadena. Un remolino burbujeante de acusaciones, insinuaciones, fango, diputados, papeles, nóminas, fotos e insultos hubiera dado vueltas cada vez más pequeñas alrededor de un sumidero hasta la succión final. La sesión de control al Gobierno andaluz de ayer tuvo poco de edificante; será porque las elecciones europeas se adivinan dentro de tres semanas o porque la corrupción parece ser el único modo de hacer oposición, en Andalucía y en Madrid. Caldo hay, pero hay que enturbiar un poco más para que las salpicaduras lleguen a donde tienen que llegar.

A saber: el Miércoles Santo, el Ministerio del Interior informa a varios medios de que la Unidad de Delitos Económicos de la Policía (Udef) ha abierto una investigación en Andalucía por un "fraude masivo" en cursos de formación. Lo de masivo es clave. Hasta ese momento, lo que la Udef investigaba era el fraude a la Seguridad Social de 17 empresas y consorcios dedicados a dar cursos; entre todas, no suman ni dos millones de euros, aunque las mismas fuentes hablan de 2.000 millones de euros. Entre 2007 y 2011, la Junta subvencionó cursos por valor de 2.326 millones de euros, y de momento, se investiga, bien por la Udef, bien por la Fiscalía, a 20 empresas malagueñas, a la UGT y a la Faffe, una fundación que fue de la Consejería de Empleo, y que no tiene justificados cerca de 50 millones de euros. Ése es el caldo.

Pero como el PP habla de fraude masivo, el PSOE hace cuentas: cursos a parados han dado 1.805 empresas, 49 entidades públicas, 535 entidades sin ánimo de lucro, otras 105 de naturaleza diversa y 703 ayuntamientos, diputaciones y mancomunidades, muchas de ellas gobernadas por el PP. ¿Todos corruptos? Para ir haciendo boca de lo sucedido ayer, el consejero de Educación, Luciano Alonso, revela el miércoles en el Parlamento que una parlamentaria malagueña del PP, Antonia Ruiz, que posee un tercio de cinco empresas de formación, recibió de la Junta 900.000 euros para dar cursos.

Y el sendero que abrió Luciano Alonso, lo prosiguió ayer el portavoz socialista, Mario Jiménez, quien ventea ante los diputados una publicación del año 2002 en la que se daba cuenta de que una novia del actual candidato del PP a la Junta -sí, una novia, y de 2002- fue enchufada en el Instituto Municipal de Empleo del Ayuntamiento de Málaga. "El tal Moreno (por Juan Manuel Moreno Bonilla) va a tener que explicar muchas cosas", sigue Jiménez, que recuerda cómo el PP castigó al entonces vicesecretario general del PSOE, Rafael Velasco, porque la academia de su esposa impartió cursos a parados financiados por la Junta. Velasco, ¿quién se acuerda de Velasco? En efecto, dimitió de ese cargo en el año 2010 después de conocerse que la academia facturó 710.000 euros. "Ustedes van a escuchar muchas cosas", vuelve a amenazar Mario Jiménez, que muestra una fotografía de Moreno Bonilla y del director general de la Policía, Ignacio Cosidó, tomada en Málaga ese mismo Miércoles Santo de la filtración. "Interior le preparó la rueda de prensa", insiste Jiménez, que comienza a largar palabros: Gürtel, sobresueldos, Bárcenas... Vertedero hispano.

Tras Mario Jiménez habla la presidenta Susana Díaz, y después de ella, la interroga el portavoz del PP, Carlos Rojas. Desde que se fue Juan Ignacio Zoido, va lanzado, su grupo le aplaude a cada acusación, como los del PSOE a Mario Jiménez. A los diputados le va la caña, disfrutan tirándose pelotas de barro y bolas de boñigas. Rojas airea otro papel; el listado de pagos de un instituto dependiente de la UGT, el Instituto de Formación y Estudios Sociales de Andalucía, donde trabajó el marido de la presidenta. El instituto daba cursos de formación, y empleaba como fijo discontinuo al que era marido de la entonces número dos del PSOE. Cobró de abril a diciembre de 2010 unas mensualidades de 1.200 a 1.400 euros, aunque un día pasó una factura por un viaje: 12,54 euros. ¡Vaya! Su esposo se fue después al paro, ahora trabaja para una librería y su esposa presenta todos los años la declaración de la renta de su cónyuge. En 2012, ingresó 15.171 euros, y en unas semanas dará la de 2013. A veces la transparencia se aproxima al desnudo.

Sigue hablando Rojas. No se sabe por qué, pero contabiliza el fraude de los fondos en 1.700 millones de euros y aclara que nadie de su grupo, nadie, ha cobrado sobresueldos ilegales. La presidenta contiene el ataque. Aunque su cara revela cierto mosqueo, no quiere "bajar al barro", pero le suelta a Rojas, al mismo portavoz, que siendo alcalde de Motril, él también tenía una empresa municipal que daba cursos de formación.

Eso: si el fraude es masivo, todos somos defraudadores, incluido el PP. Los datos son bestiales, de 2007 a 2011 se dieron más de 36.000 cursos a 758.000 alumnos, de los cuales 417.000 eran parados. ¿Masivo? Será grave, pero lo masivo es el paro en Andalucía. Cualquier familia andaluza tiene un parado que ha recibido cursos. El PSOE es consciente de que ha puesto el ventilador, no le gusta, pero argumenta que sabía cuál era la estrategia del PP. Barro, pues más barro.

Y ya puestos, el propio presidente del Parlamento, Manuel Gracia, patina. Tal como un maestro hartito de los niños, le recriminó al popular Antonio Sanz: "Viene usted poco, pero cada vez que viene, se nota". Sanz puede ser un protestón, pero cuando falta es que se encuentra en el Senado, donde acude porque fue elegido por el propio Parlamento andaluz. Gracia pide disculpas, se ha pasado.

Las acusaciones de un frente rebotan en el otro. Dos ejemplos. Rojas insta a Díaz a que dé la cara y vaya a Canal Sur a debatir con Moreno Bonilla con motivo de las europeas. ¿A Canal Sur? Sí, Moreno es candidato, pero no parlamentario y busca un cara a cara porque no pita. Error de bisoño: en las cadenas públicas sólo pueden debatir los candidatos de cada elección. Mario Jiménez se acuerda del pobre Rafael Velasco, y Rojas mete en dedo en la herida interna del PSOE. "Quien lo destituyó, está abajo suya", lo dice, señalando a la presidenta, Susana Díaz, entonces secretaria de Organización. Díaz no habló entonces, pero es cierto que el ex presidente Griñán, también secretario general socialista, no arropó mucho a su vicesecretario cuando respondió que su esposa, la de Griñán, no daba cursos. Y Velasco se fue. Tira de la cisterna.

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