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Patricio Cabrera o el extraordinario sentido del color

  • Pintura. El Área de Cultura y Ciudadanía de la Diputación produce la nueva exposición del pintor ginense, 'Aquí hay dragones', que se puede visitar en el Museo alcalareño hasta el 5 de junio

El Museo de Alcalá de Guadaíra acoge la exposición Aquí hay dragones, de Patricio Cabrera, una retrospectiva producida por el Área de Cultura y Ciudadanía de la Diputación de Sevilla que recoge la pintura y los dibujos de uno de los artistas más interesantes surgidos en los años 80 en Sevilla con una trayectoria ampliamente reconocida que, a través de un sentido extraordinario del color y los recursos pictóricos, lleva al visitante a mundos lejanos y exóticos.

La muestra se puede visitar hasta el 5 de junio en los horarios habituales: de lunes a viernes de 10:00 a 14:00 y de 18:00 a 21:00 (lunes por la tarde cerrado por descanso). Y sábados, domingos y festivos, incluida la festividad local del viernes 3 de junio, de 12:00 a 14:00 y de 19:00 a 21:00. La entrada es gratuita. Tras su periplo en Alcalá de Guadaíra, la exposición visitará El Viso del Alcor, Utrera y Morón de la Frontera, entre otros pueblos.

El título de la exposición, Aquí hay dragones, está tomada de la costumbre de situar en los mapas antiguos monstruos y animales mitológicos en aquellos lugares sin explorar y desconocidos del mundo. A veces, iban acompañados de la leyenda Aquí hay dragones (Hic sunt dracones, en latín) para señalar el peligro de aventurarse en territorios ignotos, pero también eran un reclamo, una incitación al viaje y a descubrir nuevos mundos. Por todo ello, el título de la exposición quiere reflejar ese aspecto de desplazamiento geográfico, del deseo y la nostalgia de otros lugares en los que se vive o ha vivido (en el caso de Cabrera, Sevilla, Almería, Nueva York, Madrid, Marruecos, Roma o Río de Janeiro), reflejando un mundo más amplio y colorista de lo que la realidad cotidiana y rutinaria esconde.

En la muestra, que abarca una selección de su obra entre 1985 y 2015, pueden observarse tres apartados: un primero que recoge la obra creada en los últimos cuatro años en los que Cabrera ha vivido entre Brasil y Sevilla; un segundo que discurre entre algunas obras importantes de sus inicios en los años 80; y un tercero que presenta obras sin orden predeterminado, pero que acercan al observador los principales motivos e intereses plásticos de su pintura a principios de los 90.

Patricio Cabrera da algunas claves para entender la esencia de su obra pictórica: "Lo divino está en cada uno de nosotros, porque es una dimensión humana. Y cada cual lo persigue de una manera. Siempre me he interesado por las religiones, por el vínculo del hombre con lo sagrado en cualquiera de sus manifestaciones. Y, particularmente, a través del sufismo e incluso de las religiones afroamericanas, cuya ingenuidad, cuando no están prostituidas por el turismo, siempre me cautivó. Me interesa ese panteísmo donde las cosas, en un contexto apropiado, adquieren un nivel que roza lo sagrado".

Utilizando su pasión por los valores geométricos y ornamentales de diferentes momentos de la Historia del Arte, crea un entramado compositivo sobre el que va colocando, como en un cuaderno de viajes, una caja de recuerdos o un álbum de fotos de aquellas vistas, momentos u objetos que, apenas rozados con la mirada, vuelven a abrir las puertas a la evocación.

Según el comisario de la exposición, José Yñiguez, "en Patricio Cabrera, tanto la ornamentación como la geometría siguen impulsos personales, más intuitivos que regulares. Desde los grutescos renacentistas a los derivados de las abstracciones geométricas, nada es sistemático en el concepto ornamental de Patricio Cabrera".

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